El contacto físico ha demostrado ser fundamental para el bienestar emocional y físico, especialmente en tiempos de crisis como la pandemia. Una nueva revisión de estudios, publicada en Nature Human Behaviour, resalta los efectos positivos del contacto físico en todas las edades y contextos.
Los investigadores, dirigidos por Julia Packheiser, analizaron 212 estudios con datos de 12.966 personas para evaluar los beneficios del contacto físico, como masajes o el método canguro en bebés. Encontraron una clara evidencia de que el contacto físico, incluso con robots, tenía efectos beneficiosos en la salud mental y física.
Además, se encontró que el contacto físico contribuía a regular los niveles de cortisol, reducir el dolor y promover el aumento de peso en los recién nacidos. También se observó un impacto positivo en la reducción de la ansiedad y la depresión.
Para complementar estos hallazgos, un estudio adicional realizado por la Universidad de Stanford encontró que el contacto físico, como abrazos o palmadas en la espalda, puede activar áreas del cerebro asociadas con el placer y la recompensa, lo que refuerza aún más su papel en el bienestar emocional.
Guillermo Fouce, psicólogo y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, destaca que el contacto físico es una expresión de apoyo y cercanía, esencial para el bienestar integral. Aunque reconoce que el contacto de familiares puede ser más significativo, también resalta la importancia del contacto de profesionales sanitarios en momentos difíciles.
En resumen, la revisión de estudios y la evidencia científica respaldan la importancia del contacto físico en la mejora del bienestar integral de las personas. Promover y fomentar este tipo de interacciones, tanto en entornos familiares como profesionales, es esencial para fortalecer la salud mental y física de la sociedad.
