Nuevo disco de Shakira: ¿expresión  terapéutica o capitalización del despecho?

«Desarrollaste mi sentido del olfato, y fue por ti que aprendí a querer los gatos, despegaste del cemento mis zapatos, para escapar los dos volando un rato» escribía una Shakira de apenas 18 años para su álbum «pies descalzos».

Su precoz profundidad era tan rara como la Laguna Verde de Antioquía o el fenómeno que desató más tarde con su serpenteante movimiento de caderas.

Pero como su larga cabellera lisa negra, pasó a rizos dorados rebeldes, su expresión artística también cambió a lo largo de los años (como es lógico), sin embargo el vuelco más radical ocurrió hace relativamente poco tiempo, de la mano de una experiencia por demás común y relacionable: el despecho intenso.

Del blanco, al gris, al negro

Con apenas meses de haber anunciado su separación, el exmarido de Shakira, el futbolista español Gerard Piqué, se exhibía sin complicaciones con su nuevo amor: Clara Chía. Un tiempo después, y con una obvia sutileza, la colombiana hablaba en clave de su relación en la canción Monotonía.

Pero la verdadera oda al despecho, como quien quiere atravesar la rabia del duelo con todo y más, llegó de la mano de Bizarrap con la Session #53… y se desató la locura: la venganza vende, el despecho vende, y ¿Shakira lo sabe?.

Tres doritos después, imágenes de la expareja inundaban el Internet, mientras que los fanáticos de la colombiana, teclado en mano, apuntaban en contra de todo aquel que se le oponía, en una batalla donde todos parecían tener voz y voto.

Y sí, el sentimiento es necesario, el arte puede ser catártico y como dice Edith Eger, citada por la propia Shakira, «lo contrario a la depresión, es la expresión», ¿pero es este el caso, o es la máquina registradora que no para de sonar?».

¿Un nuevo disco sobre qué?… obvio, el despecho

Cuando todo parecía mermar, la colombiana empujó de nuevo la ola y se embarcó en un disco, seguido de un tour, que hacía referencia a una de las frases más pegajosas de su melódica venganza: «Las mujeres ya no lloran«.

«Las mujeres ya no lloran (Sony Music, 2024) es un álbum de revancha, de los que no hay pocos en la historia del pop. Es una colección de canciones vi-vi-virales, vi-vi-vívidas. (Convéncenos de que has vivido, muñequita de porcelana. Garantiza que el diss perviva, que dure 100 años). Abunda en las etapas de un duelo glossificado, aunque detenido» escribió la columnista Luli Serrano, en un desafiante artículo para la revista Gatopardo.

Shakira canta, Shakira compone, Shakira baila, Shakira sufre… Shakira factura, pero ¿Cuándo es demasiado?.

Para Serrano, suena como demasiado, y a pesar de estar en muchas partes, la indudable reina de la música latina no ha podido retomar la intensidad de la Music Sessions, pero ojo, tampoco le ha ido nada mal con sus posteriores trabajos.

¿Arte? sí, ¿negocio?… también

Probablemente Vincent Van Gogh pintaba con la única intención de soltar todo lo que llevaba por dentro, producto de una infancia horrible y una cordura bastante cuestionable, evidencia de esto es que murió pobre.

Lo cierto es que Shakira no es Van Gogh, y detrás de ella hay una empresa enorme y lucrativa, que no deja nada al azar… absolutamente nada.

«Espero que hagan este disco suyo y los ayude a transformar el dolor en fuerza, como me ayudó a mí» dijo la cantante cuando lanzó Las mujeres ya no lloran, que incluso antes de su comercialización como recopilado, había alcanzado siete discos de platino, por los temas publicados como adelanto desde de 2022.

«Aparte de los siete temas ya conocidos, el disco presenta ocho nuevas canciones y un remix, con colaboraciones de Cardi B, Grupo Frontera o el famoso Dj Tiësto. En total, 16 temas componen un álbum de pop latino, con reggaeton, influencias de música regional mexicana y algunos ritmos electrónicos» dijo un artículo publicado en RTVE, colaboraciones que demuestran una clara intención de tirar con fuerza la mayor cantidad de fanáticos de géneros que crecen como la espuma.

«Shakira apuesta a lo seguro. Cuenta con los productores top del momento, Tainy y Albert Hype -los responsables de Bad Bunny-, además de Keityn –el colombiano que ha escrito para Karol G (ver La Tusa) y J Balvin—, y Édgar Barrera, un laureado compositor mexicano que ha trabajado para Grupo Frontera y Peso Pluma, entre muchos otros. Todo esto describe su maestría para fabricar hits: una maquinaria aceitada con precisión. Sabe bien con quién hacer qué cosas» dice Serrano. Nada más que agregar.

Ok… es comercial, ¿y entonces?

Los números de Shakira después de su fracaso amoroso han sido descomunales, y aunque evidentemente no ha dado un paso sin evaluar el siguiente, es mucho más fácil identificarse con esta mujer sufrida pero básica, que con la niña buena y absurdamente profunda que escribió pies descalzos a los 18 años.

Corriendo en una caminadora, la mujer recién divorciada que espera recuperar su vida la alienta en comentarios de Instagram, y también la chica de 18 que «harta de los hombres» busca respuestas en TikTok, ha volteado a ver a la «señora» que tiró las cartas y disparó en contra de la supuesta amante de su exmarido.

Todo este movimiento de piezas comerciales encarnó a la diva, trajo a la tierra a la mujer profunda que se escondía detrás de las paredes de una mansión de Barcelona, dibujo a la justiciera de todas las mujeres maltratadas.

A todas estas, ¿ya resulta Shakira fastidiosa con su relato de despecho exagerado?… algunos podrían pensar que sí… seguramente su contador no está de acuerdo, y está bien, al fin y al cabo la música es su negocio, y verla sobre el podio en un mundo de hombres, genera una reconfortante sensación.

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