Derek Amato, un hombre de 40 años, pasó de ser un director de ventas a un genio de la música, tras golpearse fuertemente la cabeza durante un reencuentro con amigos. Su historia es un raro caso del síndrome de savat adquirido, y su historia un buen guion de película.
El día que todo cambio
En octubre de 2006, la vida de Derek Amato cambió para siempre. Durante una reunión con amigos de la secundaria en Denver, Amato sufrió un grave accidente al lanzarse de cabeza en la parte menos profunda de una piscina, golpeando fuertemente su cráneo contra el cemento.
“Solo recuerdo reunirme con algunos amigos de la escuela secundaria para cocinar en la piscina. La mayor parte de ese día en particular es vaga. También recuerdo el ruido más fuerte cuando me sumergí en el extremo menos profundo. Mis oídos sangraban violentamente. Aparte de eso, son solo pedazos dispersos”, relata Amato.
Diagnóstico y consecuencias
Amato fue trasladado de urgencia al hospital, donde le diagnosticaron una conmoción cerebral severa. Durmió durante cinco días antes de ser dado de alta. La lesión le dejó secuelas como migrañas frecuentes y pérdida auditiva significativa en su oído izquierdo.
El descubrimiento del talento oculto
Al regresar a casa, Amato visitó la casa de un amigo que tenía un piano. Sintiéndose inexplicablemente atraído por el instrumento, se sentó a tocar. Aunque nunca había tomado clases de piano, tocó durante cinco horas seguidas, produciendo acordes y melodías complejas que sorprendieron a todos.
“Mi mente parecía producir cuadrados blancos y negros, que se movían de izquierda a derecha en secuencia. Los cuadrados parecían representar una guía, que le decían a mis dedos hacia dónde ir en el piano”, recuerda Amato. Este fenómeno es conocido como sinestesia, donde se combinan dos sentidos distintos.
Una nueva pasión
El talento de Amato se convirtió rápidamente en una compulsión. Al día siguiente, llevó a su madre a una tienda de instrumentos musicales y, al tocar el teclado, su madre se conmovió hasta las lágrimas. A partir de ese momento, su vida dio un giro total, dedicándose por completo a la música y dejando atrás su carrera de ventas.
Desde el accidente, Amato necesita refugiarse en la naturaleza para contrarrestar el sobreestímulo que recibe de su cerebro.
Síndrome de savant adquirido
Amato descubrió que era un caso raro de síndrome de savant adquirido, una condición en la que un trauma cerebral severo desbloquea habilidades excepcionales en personas previamente no dotadas en ese ámbito. Este fenómeno ha sido estudiado por expertos como el doctor Darold Treffert, quien investigó casos de «genios accidentales» en todo el mundo.
Investigaciones y explicaciones
La doctora Berit Brogaard, profesora de filosofía y directora del Laboratorio de Investigación Multisensorial de la Universidad de Miami, ha estudiado el caso de Amato. Según Brogaard, el daño a la corteza prefrontal del cerebro, responsable de regular la creatividad, puede resultar en una hiperactividad de las regiones creativas del cerebro, desatando talentos ocultos.
Las resonancias magnéticas de Amato muestran cicatrices en su corteza prefrontal, pero sin estudios previos al accidente, es difícil determinar con exactitud el impacto del golpe en su cerebro.
Una carrera musical inesperada
Desde el accidente, Amato ha desarrollado una carrera musical, componiendo baladas influenciadas por artistas como Elton John, Prince y Billy Joel. Aunque no le gusta encasillarse en un género, su música es producto de los estímulos que su cerebro le dicta.
Reflexiones y futuro
Amato ha dado conferencias explicando su condición y cómo el trauma cerebral puede reorganizar las conexiones neuronales, permitiendo el acceso a áreas del cerebro previamente inactivas. Este fenómeno demuestra la extraordinaria capacidad del cerebro humano para adaptarse y transformarse, incluso a través de circunstancias adversas.
“El doctor Treffert habló sobre cómo el cerebro puede responder al trauma reclutando neuronas de áreas vecinas y ‘reconectándolas’ para adaptarse a la lesión, lo que da como resultado nuevas conexiones”, explica Matthew Doll, psicólogo y directivo del Centro Treffert.
La historia de Derek Amato es un testimonio de resiliencia y del misterioso poder del cerebro humano, revelando talentos ocultos y ofreciendo una nueva perspectiva sobre las posibilidades de la neuroplasticidad.