Científicos identifican seis tipos de depresión y mejoran la posibilidad de un tratamiento eficaz

Para algunas personas con depresión, encontrar el medicamento adecuado puede ser un proceso de ensayo y error que dura meses o incluso años, lo que puede empeorar los síntomas.

Pero, ¿Qué pasaría si los médicos pudieran evaluar exactamente cómo afecta la depresión al cerebro del paciente y prescribirle un tratamiento adecuado desde el primer momento?

Los científicos pueden estar un paso más cerca de esa realidad gracias a una nueva investigación que ha identificado seis subtipos, o «biotipos», de depresión mayor mediante imágenes cerebrales combinadas con aprendizaje automático.

El estudio, publicado en la revista académica Nature Medicine, también probó cómo respondían tres de esos biotipos a diferentes antidepresivos y terapias.

La identificación de los biotipos de depresión

«En la actualidad no existen pruebas que ayuden a determinar con precisión qué tipo de depresión tienen las personas o, lo que es especialmente importante, qué tratamiento podría ser el más adecuado para ellas», afirma Leanne Williams, autora principal del estudio y catedrática Vincent V.C.

Woo de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en California. «Dependemos de que la persona nos diga lo que experimenta y de que el médico o el terapeuta observen los síntomas y lleguen a un diagnóstico».

Alrededor de 280 millones de personas en todo el mundo y 26 millones en Estados Unidos padecen depresión, una de las principales causas de discapacidad.

Entre el 30% y el 40% de las personas con depresión no experimentan mejoría tras probar un tratamiento, y alrededor del 30% experimentan depresión resistente al tratamiento.

El estudio y sus descubrimientos

Los autores utilizaron datos de 801 participantes adultos diagnosticados previamente con depresión o ansiedad, y 137 participantes sanos del grupo de control.

Utilizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) funcional para medir la actividad cerebral de los participantes en reposo y durante diversas pruebas que evaluaban su funcionamiento cognitivo y emocional.

Se asignó aleatoriamente a 250 de los participantes a recibir terapia conductual conversacional o uno de tres antidepresivos comunes: venlafaxina, escitalopram o sertralina.

Los seis biotipos de depresión hallados incluyen uno caracterizado por la hiperactividad en las regiones cognitivas, asociado con más ansiedad, sesgo negativo, desregulación de la amenaza y anhedonia.

Otro biotipo mostraba niveles más altos de conectividad cerebral en tres regiones asociadas con la depresión y la resolución de problemas, con mejores resultados en la terapia conductual.

Un tercer biotipo se distinguía por niveles más bajos de actividad en el circuito cerebral que gestiona la atención, relacionado con más errores en tareas que requerían atención sostenida y menos posibilidades de mejorar con terapia. Otro biotipo estaba marcado por alta reactividad emocional.

Finalmente, un biotipo se asoció con menor actividad en las regiones cognitivas y menor conectividad en las regiones emocionales, mientras que el sexto biotipo no difería significativamente de los cerebros de personas sin depresión.

Impacto y próximos pasos

El estudio, aunque «sofisticado y bien hecho», tiene limitaciones como el bajo número de participantes en los tratamientos, según el Dr. Jonathan Alpert, catedrático del Centro Médico Montefiore de Nueva York.

El siguiente paso crucial es un estudio que ponga a prueba la hipótesis de que los pacientes con biotipos específicos responden mejor a tratamientos específicos.

Este mes, Williams recibió una subvención de US$18,8 millones para un proyecto de cinco años centrado en el desarrollo de una herramienta de diagnóstico y tratamiento de los biotipos de depresión.

El enfoque del estudio ya se está aplicando experimentalmente en una clínica de Stanford, duplicando las probabilidades de que alguien mejore, según Williams. No pretende sustituir otros métodos de evaluación, sino ser una pieza adicional en el diagnóstico de la depresión.

Casos similares y reflexión

Un caso similar en la historia es el de la investigación realizada por el Dr. Helen Mayberg en la década de 2000, que utilizó imágenes cerebrales para identificar patrones de actividad cerebral asociados con la depresión y la respuesta al tratamiento.

Mayberg desarrolló un enfoque de estimulación cerebral profunda que ha mostrado promesas en el tratamiento de la depresión resistente.

La identificación de biotipos de depresión representa un avance significativo hacia una psiquiatría de precisión, ofreciendo esperanza a millones de personas que buscan un tratamiento eficaz.

Esta investigación no solo podría mejorar las tasas de éxito en el tratamiento de la depresión, sino también reducir el estigma asociado al trastorno, al demostrar que la depresión tiene una base biológica concreta.

Con información de CNN en Español

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