En 2022, Elene Deisadze, una estudiante de Georgia, hizo un hallazgo sorprendente mientras navegaba por TikTok: encontró una cuenta de una joven llamada Anna Panchulidze, que era idéntica a ella.
El parecido era tan asombroso que Elene decidió contactar a Anna, iniciando una amistad que pronto revelaría algo mucho más profundo.
Un pasado compartido
Ambas tenían 19 años cuando se conocieron, pero fue a los 18 cuando cada una descubrió, por separado, que eran adoptadas.
Intrigadas por las coincidencias y su increíble semejanza física, decidieron someterse a un test de ADN. El resultado confirmó lo que sospechaban: eran hermanas gemelas separadas al nacer.
Una dura realidad
La prueba de ADN de Elene y Anna fue organizada con la ayuda de la periodista Tamuna Museridze, quien durante años ha estado investigando esta red de secuestro en el país asiático.
Este fenómeno oscuro involucra falsas declaraciones de muerte y documentos adulterados que facilitaban su adopción tanto en esa localidad como en el extranjero.
Un vínculo especial
En una entrevista con el New York Post, Elene comentó: «Nos volvimos amigas, sin sospechar que podríamos ser hermanas. Sin embargo, desde que nos conocimos, sentimos que nos unía algo muy especial.»
Una realidad dolorosa
Aunque esta historia parece sacada de la ciencia ficción, no es un caso aislado. Es un ejemplo de una dolorosa realidad: el tráfico de bebés.
Esta práctica ha afectado a muchas familias en todo el mundo, separando a hermanos y hermanas que, como Elene y Anna, podrían encontrarse años después en circunstancias inesperadas.
Fuente: Univisión