Catalina Gutiérrez Zuluaga fue una médica residente de cirugía en la Universidad Javeriana de Bogotá, quien -supuestamente- decidió quitarse la vida por los abusos que recibió en la institución.
Dejó una controversial nota de despedida y suicidio, destapó un problema mucho mayor.
Denuncias de Abusos
Tras el fallecimiento de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, numerosos profesionales que han vivido experiencias similares han compartido cartas en redes sociales denunciando las humillaciones y abusos laborales que sufrieron.
Algunos relatan que se les exigía trabajar hasta 20 horas diarias durante semanas consecutivas, se les castigaba públicamente sin motivo justificado y se les asignaban tareas ajenas a su formación, lo que llevó a algunos a abandonar su sueño de convertirse en especialistas.
El Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia, expresó su profundo pesar por la muerte de la doctora Gutiérrez y las circunstancias en las que ocurrió. Además, hizo un firme llamado para erradicar los abusos y el acoso en la formación quirúrgica en Colombia.
Testimonios de los abusos
A medida que pasan los días, surgen testimonios conmovedores de otros médicos que han sufrido abusos similares en esta prestigiosa institución.
Uno de los relatos más impactantes proviene de Edwin Duarte Fonseca, un médico egresado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en Tunja, quien también realizó su residencia en la Javeriana. En una carta pública, Duarte describe los años de sufrimiento que vivió mientras se formaba como cirujano.
Duarte menciona una frase que resume su experiencia: “El día más feliz de la residencia es cuando uno pasa y el otro cuando la termina”.
Explica que, como muchos otros médicos, llegó a la Javeriana con el deseo de aprender, invirtiendo grandes sumas de dinero sin estar completamente preparado para las duras realidades que le esperaban.
Cuenta cómo las exigencias de la residencia le llevaron a una lucha constante contra el tiempo y el cansancio: “Debías llegar tipo 3 de la mañana o antes, incluso quedarte en el hospital para revisar todas las historias y tener una entrega de turno digna para tus profesores. Apenas podías dormir dos o tres horas al día”, relata Duarte.
«El Silencio» y la denuncia anónima
Otro testimonio revelador se encuentra en una carta anónima titulada ‘El silencio’, en la que un médico que pasó por la Javeriana describió cómo “el poder que tienen unos pocos lo destruye todo”.
En la misiva, se menciona a Lilian Torregrosa, reconocida por sus logros en cirugía y su experiencia administrativa, pero criticada por su trato hacia los estudiantes.
El autor anónimo denuncia que se escudan en la salud mental o errores de los procesos de selección para justificar la alta tasa de deserción: “Desarrollaron técnicas de persecución que llevan al residente a dudar de sí mismo y eventualmente a retirarse ‘voluntariamente’”.
El testimonio de Carlos Jaramillo
Carlos Jaramillo es un experto en medicina funcional, y también narró cómo desarrolló asma debido al estrés y deseaba ser hospitalizado para evitar los turnos.
Jaramillo señaló que su testimonio revela acciones y abusos de individuos que pertenecen a grupos muy influyentes y que tienen la capacidad de arruinar la carrera de una persona.
El experto en medicina funcional dijo que empezó a tener asma en medio de la angustia que sentía por los turnos y que muchas veces deseó estar hospitalizado para no tener que ir. “Antes de entrar a cirugía, me tenía que hacer una micronebulización. El neumólogo me incapacitaba, pero yo no podía faltar a mis turnos. Los tenía que cubrir a alguien y ¿quién los iba a cubrir?, pues mis compañeros de residencia. ¿Cómo los iba a dejar yo clavados haciendo turno cada tercera noche y no cada cuarta noche porque yo estaba incapacitado? Entonces lo que a mí me pasaba es que deseaba que entrara en un nivel de baja saturación tan grave que me tuvieran que hospitalizar. Yo hacía mis turnos con broncoespasmo”, contó.
Destacó que es un problema que ha persistido durante años y sigue ocurriendo, ya que profesionales de otras universidades también han denunciado estas situaciones y, al intentar conseguir empleo, se enfrentaron a bloqueos provenientes de los lugares donde se habían formado.
“Estas personas adquieren mucho poder dentro del gremio. Me daba miedo y aún me sigue dando miedo, incluso por mi integridad personal”, comentó.
Violación del secreto profesional
En otro momento de la conversación con Semana, Carlos Jaramillo compartió que, durante su residencia, fue enviado a un psiquiatra para una evaluación. Sin embargo, este médico violó su secreto profesional al revelar que padecía depresión mayor.
“Yo era un médico exitoso y feliz, dedicado a hacer mi especialización, pero luego un compañero de residencia me preguntó delante de otros estudiantes si me había tomado la pastilla para la depresión porque estaba ‘deprimidito’”.
“A mí me tocó un profesor, al que me le acerque a decirle que estaba triste, deprimido y que sentía que estaban acabando conmigo, y que me dijera gracias por contarme, para que luego ese mismo profesor saliera a hacer chisme diciendo que yo le coqueteaba, porque yo era homosexual. Yo decía qué está pasando, si fuera gay no habría problema, pero el lío era que yo no era gay”, dijo para Semana.
¿Qué dijo la Universidad ante los abusos denunciados?
La Universidad Javeriana de Bogotá, en respuesta al trágico fallecimiento de la residente de medicina, emitió un comunicado el 21 de julio expresando sus condolencias a la familia, amigos, compañeros y profesores de la joven. Además, la institución se comprometió a investigar cualquier situación fuera de sus normas y a tomar las medidas necesarias para asegurar el bienestar de todos los estudiantes.
