Uno de los sueños dorados de muchos es recibir un salario sin trabajar. En Cádiz, un funcionario logró hacerlo realidad durante seis años, y cobró su sueldo sin ir al trabajo.
Este caso, conocido como el «funcionario fantasma de Cádiz», trascendió fronteras y fue reportado por medios internacionales como The Times y Politico. Sin embargo, detrás de este episodio no hay tanto picardía como un serio problema de comunicación entre organismos públicos.
Origen del caso
La historia comienza en 1990, cuando Joaquín García, ingeniero y cuñado de Fermín Moral, entonces candidato a la alcaldía por el PSOE, inició su carrera como funcionario en el Ayuntamiento de Cádiz.
Con experiencia en proyectos internacionales, García fue nombrado director técnico de Medio Ambiente, cargo que ocupó hasta 1996. Ese año, fue transferido a Aguas de Cádiz, una empresa pública.
Allí se le asignó un despacho, pero pronto cayó en el olvido, al punto de que más de una década después, el teniente de alcalde, Jorge Blas Fernández, se preguntó sobre su paradero.
Descubrimiento del absentismo
El interés de Blas Fernández por localizar a García surgió irónicamente cuando el consistorio planeaba premiar al funcionario por sus 20 años de servicio.
Al investigar, descubrieron que, aunque García seguía cobrando su salario, nadie en Aguas de Cádiz sabía de él. Tras contactar con el ingeniero, Blas Fernández se dio cuenta de que este no podía explicar sus actividades recientes.
El caso se volvió más paradójico al revelarse que el gerente de Aguas de Cádiz, cuya oficina estaba frente a la de García, no lo había visto en años.
Consecuencias y reacciones
El resultado de la investigación fue un expediente disciplinario por absentismo laboral, y García fue condenado a pagar una multa de 26.920,93 euros (más de 29.000 dólares). El ingeniero, por su parte, argumentó que sí acudía a diario a su despacho y que dedicaba su tiempo a la lectura.
Afirmó también ser víctima de acoso político debido a sus lazos familiares con el anterior edil socialista. A pesar de la gravedad de la situación, el consistorio no pudo despedirlo, ya que para cuando se dictó la sentencia, García se había jubilado.
Con información de Xataka