La Red de Acción Política Por la Sostenibilidad (RAPS) repudió la escalada de violencia política en Brasil y alertó a las instituciones democráticas sobre la necesidad de ampliar las acciones de diálogo cívico en el país.
“La violencia política no puede tolerarse más”, sentenció esta ONG, compuesta por 750 miembros de 29 partidos políticos.
El comunicado responde al asesinato -este fin de semana en Foz de Iguazú, frontera con Argentina y Paraguay- de Marcelo Arruda, un militante del PT de Lula quien celebraba su cumpleaños y fue acribillado por un policía seguidor del actual mandatario Jair Bolsonaro.
El suceso fue ampliamente condenado por autoridades, candidatos presidenciales, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil.
Según la información, el agente penitenciario José da Rocha Guaranho, irrumpió en la fiesta de cumpleaños número 50 de Arruda y abrió fuego contra éste.
Se trataba de una fiesta temática, en la sede de la Asociación Deportiva Salud Física de Itaipú, sobre Lula y el PT.
La comisaria encargada del caso, Iane Cardoso, afirmó que testigos declararon que el asesino lanzó proclamas a favor del líder de la derecha brasileña, Jair Bolsonaro.
Analistas consideran que desde la ascensión de Bolsonaro al poder, su discurso de odio no ha cesado.
La presidenta del PT, la diputada Gleisi Hoffmann, pidió a las autoridades “medidas efectivas de prevención y combate a la violencia política” y por su parte, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, indicó que la muerte de Arruda es “la materialización de la intolerancia política que impregna el Brasil actual” y muestra “cómo es vivir en la barbarie”.
De hecho, en el último mes se han registrado un par de incidentes en actos del PT con presencia de Lula. En uno de ellos, un sospechoso lanzó dos petardos y en otro un dron arrojó agua de alcantarilla contra la militancia petista. En ambos casos, los autores están detenidos.