Las autoridades sanitarias de la ciudad de Nueva York informaron que encontraron restos de virus del polio en las aguas residuales, lo que podría representar una posible circulación del virus en la localidad.
"El Departamento de Salud de Nueva York ha identificado poliovirus en las aguas negras de la ciudad, lo que sugiere transmisión local del virus (…) La polio puede llevar a la parálisis e incluso la muerte. Urgimos a los habitantes de Nueva York que no están vacunados a hacerlo ahora", publicaron las autoridades en un comunicado.
El primer caso de polio en Nueva York se detectó el pasado 21 de julio en un hombre joven que sufrió parálisis porque no se había inmunizado contra el virus. La enfermedad del polio tenía 10 años erradicada de los Estados Unidos.
Posteriormente, las autoridades hallaron trazas del virus en las aguas residuales de Nueva York, que prendieron las alarmas del Departamento de Salud e inmediatamente exhortaron a la población a vacunarse en contra del polio.
Según los datos del ente sanitario, 86,2 % de los niños de la ciudad de Nueva York entre las edades de 6 meses y 5 años han recibido tres dosis de la vacuna contra la poliomielitis, lo que significa que casi el 14 % no están completamente protegidos.
La enfermedad del polio es producida por el poliovirus que se transmite de persona a persona a través de secreciones respiratorias o por la ruta fecal oral. La mayoría de las infecciones de polio son asintomáticas y solamente en el 1 % de casos, el virus entra al sistema nervioso central vía la corriente sanguínea y genera complicaciones que pueden ser fatales.
Antes del hallazgo de la vacuna contra el polio en los años 50, la poliomielitis fue la causa de muerte de millones de personas por muchos años, específicamente en la población infantil.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el lanzamiento de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis, el número de casos ha disminuido en más de un 99%.
Sin embargo, la transmisión continúa siendo endémica en Afganistán, Nigeria y Pakistán. Si no se detiene en estos últimos reductos restantes, se podrían producir hasta 200.000 nuevos casos anuales en 10 años en todo el mundo, según señala la OMS.
