Maradona: el Diego que se convirtió en D10S

Cortesía Twitter

“Maradona no es una persona cualquiera

Es un hombre pegado a una pelota de cuero

Tiene el don celestial de tratar muy bien al balón

Es un guerrero”

Andrés Calamaro

El 25 de noviembre de 2020 el mundo recibió la desgarradora noticia del despegue a otros planos de Diego Armando Maradona, quizás, la personalidad más famosa del mundo. No existía rincón del mundo que no se rindiera a sus pies.

A la luz de los años la imagen de su figura mítica se va clarificando y así lo recordamos.

Desde los 10 años supo lo que quería: “Mi sueño es jugar el Mundial” cuando lo rodeaba la carestía en el barrio de Villa Fiorito pero el afecto desbordado de su familia, en especial de “la Tota”, su madre, y don Diego, su padre.

Explicar a Maradona requiere meter la lupa en cada etapa de una vida, que se asemeja más a un guión cinematográfico que a la vida de un futbolista famoso. ¿Por qué despierta tanta pasión la figura de un futbolista?

Debutó en 1976 a los 15 años con Argentinos Juniors, jugó cinco temporadas y es el máximo goleador histórico con 116 anotaciones. De hecho, el estadio se llama actualmente “Diego Armando Maradona”. Desde ese momento se empezaba a vislumbrar una estrella.

Después llegó a Boca Juniors, uno de los clubes más importantes de Argentina, alzó la Copa Metropolitana de 1981, el único título que conquistaría en Argentina y se convirtió en ídolo indiscutible de esa hinchada. Su corazón fue siempre azul y oro.

Con un futuro promisorio y ofertas de los varios clubes del mundo, Diego decidió “saltar el charco” y se enlistó en las filas del Barcelona FC en el año 1982 en medio de un polémico traspaso. La fortuna lo hizo coincidir en su segundo año en el equipo con su compatriota Cesar Luis Menotti, que venía de ganar la Copa del Mundo en 1978 y al que Diego, por su juventud, no fue convocado.

Se produjo finalmente su llegada al Nápoli de Italia, lo que marcaría un antes y un después en su vida. Más de una vez dijo que allí empezó el consumo de sustancias que se transformó en su pesadilla crónica. Una presentación multitudinaria en el estadio de San Paolo, ahora estadio Diego Armando Maradona, era el preludio de lo que venía.

Nápoles es la ciudad más poblada al sur de Italia, conocida por ser una zona deprimida y atestada por la camorra, una mafia italiana que dominaba el territorio. De hecho, en los partidos del Calcio con los equipos del Norte, la antítesis del Sur, era común ver pancartas que decían: “Napoli, merda d’Italia”.

Aquí es donde empieza a nacer el mito, una ciudad desmoralizada encontró en un futbolista un ícono para realzar el sentimiento de identidad que se había tergiversado con el pasar de los tiempos. En esta ciudad, vió al “Che” ondear en más de una bandera.

Entre 1984 y 1991, hasta que se fue del club, Diego ganó dos Scudettos (1986/1987 y 1989/1990), una Copa de Italia (1987) y una Supercopa de Italia (1990), además de la Copa UEFA en 1988/1989. Marcó 115 goles en 259 partidos.

Hasta la llegada de Maradona, el historial del club era más digno del desastre: se trataba de un equipo casi de Serie B, que se había salvado las últimas tres temporadas del descenso y que, en la última, se había salvado solo por un punto

Y llegó el Mundial de México 86’ y con ello una de las mejores versiones de Diego. Por eso, en la temporada 1986-1987 su desempeño fue tal que catapultó a su equipo a lo más alto, a 61 años de la fundación del club. El 10 de mayo de 1987 quedará en la historia de los napolitanos: fue el día en que el equipo del Sur de Italia conquistó el primer Scudetto en su historia.

Aquí se empieza a forjar el mito de una ciudad que cayó rendida ante el 10, y por otro lado, el paso a abismo que se convertiría en su martirio hasta sus últimos días.

En Napoli la sangre de Maradona era comparada con la de San Genaro, el patrono de los napolitanos; cada movimiento de Maradona por la ciudad involucraba a cientos de seguidores y periodistas en busca de cualquier palabra de Diego.

Era insostenible una vida así y allí es cuando cobra un rol protagónico Carmine Giuliano, el miembro más visible de la Camorra, que no sólo le proporcionó a Diego tranquilidad y zonas francas para ser una persona “normal” sino que fue fundamental para su caída en las drogas.

El Mundial de Fútbol de 1990 celebrado en Italia marcó como nunca esas diferencias. Maradona era insultado en el norte, pero idolatrado en el sur. Sólo hubo un episodio de contrariedad entre Diego y los tifosi napolitanos: la semifinal entre Argentina e Italia se jugó en el San Paolo, y los hinchas locales silbaron el himno argentino.

El empresario Silvio Berlusconi quiso incorporarlo al AC Milan,pero Maradona, por su compromiso social con el sur de Italia, renovó su contrato con el Nápoles hasta 1993, con un sueldo de cinco millones de dólares anuales.

En medio de este contexto llega al Mundial de México 1986, la consagración del sueño de niño, de la mano del entrenador Carlos Salvador Bilardo y todo un país lo asolaba ansioso y deseoso por reeditar el título de 1978.

Hubo un condimento adicional en este Mundial, y fueron los hechos enmarcados en la Guerra de las Malvinas frente a los ingleses que dejaron más de 700 argentinos fallecidos en los enfrentamientos entre ambas naciones. Los “Pibes de Malvinas” se quedaron en el corazón de Diego.

Y justamente frente a los ingleses en el duelo por los cuartos de final, Maradona hizo dos de los goles más emblemáticos: “La mano de Dios”, cuando “le robó la cartera a los ingleses” y el considerado el gol del siglo con un despliegue desde media cancha eludiendo a todos sus rivales hasta superar a Peter Shilton, el arquero de los ingleses.

Todo lo demás es historia, Argentina fue al Mundial 1990 en el que quedaron subcampeones frente a los Alemanes por un polémico penal pitado en el minuto 85’ del encuentro. Diego fue convocado nuevamente por el Coco Basile al Mundial de USA 94’, en el que lo sacaron del campo de forma vergonzosa, alegando positivo para efedrina, que usaba para mantener el peso y la historia del jugador que iba llegando al ocaso.

Maradona regresó a Argentina para jugar con el club de sus amores, Boca Juniors, en la época que se tiñó el pelo con los colores del Xeneize. El 25 de octubre de 1997 derrotaron como visitante a River Plate por 2-1, siendo reemplazado en el entretiempo por Juan Román Riquelme.

Ese sería además su último partido oficial, ya que anunció su retiro del fútbol profesional el mismo día de su cumpleaños número 37, el 30 de octubre.

En medio de la caída en las adicciones y el desprecio de parte del entorno que los alzaba en hombros, encontró en Cuba y en Fidel Castro, no solo en pecho al que recostarse en momentos telúricos, sino que encontró un hogar, que no solo le brindó afecto, sino que le indicó el camino para la cura que tanto buscaba.

“Es como un segundo padre para mí; él me habló de las drogas, de las adicciones y de que sí se podía y pude. Después del dolor por la pérdida de mi viejo, éste es el dolor más grande que tengo” dijo Maradona a varios periodistas cuando se conoció la muerte del líder cubano.

Maradona tenía un tatuaje en la pierna de Fidel y uno en su brazo de Ernesto ‘El Ché’ Guevara.

En los años posteriores se dedicó a la dirección técnica de varios equipos, con relativo éxito, dirigió primero al equipo de tercera división, Deportivo Mandiyú, un modesto equipo de la Ciudad de Corrientes; luego tomó las riendas de Racing de Avellaneda, en el que dirigió solo 11 partidos, con saldo de 2 triunfos, 6 empates y 3 derrotas.

Luego vino el salto a la selección Argentina, tras la renuncia de ‘Coco’ Basile, en compañía, nada más y nada menos, de Carlos Bilardo, que fungió como Coordinador de Selecciones Nacionales.

Tras un triunfo en el Centenario frente a los Charrúas, Argentina logró la clasificación al Mundial Sudáfrica 2010, tras una campaña de algún sector del periodismo en contra de su labor al frente de la selección. En el camino en Sudáfrica fue dejando a todos sus rivales atrás, hasta los cuartos de final cuando fue goleada 4-0 por Alemania y quedó eliminada de la Copa del Mundo.

Ese fue el último partido que dirigió a la selección argentina, ya que el 27 de julio la Asociación de Fútbol Argentino -AFA- decidió no renovarle el contrato porque Maradona no aceptó las modificaciones en la conformación del cuerpo técnico que le habían propuesto.

Luego de esta experiencia viajó a Dubai para dirigir al Al Wasl y fue candidato a DT de la selección de fútbol de Emiratos Árabes Unidos para clasificar y participar en Brasil 2014, según reconoció el presidente interino de la federación de ese país, Yousuf al Serka.

Entre 2017 y 2019 dirigió a los equipos, Al Fujairah, de la segunda división de los Emiratos Árabes Unidos, el Dinamo Brest en Bielorrusia y Dorados de Sinaloa en la segunda división del torneo mexicano.

En Sinaloa tuvo un paso exitoso con 18 triunfos, 10 empates y 7 derrotas, que llevó a los Dorados a disputar el torneo de Ascenso MX, para poder llegar a primera división, pero cayeron frente a Atlético San Luis. "Juntos sorprendimos al mundo. Demostramos que el fútbol es pasión y corazón. Con el Diego de Sinaloa #LaHicimosDeDiez.

¡Gracias por todo, Jefe! ¡Recupérate y nos vemos pronto” publicó el equipo en sus redes cuando se supo la salida del Pelusa.

Finalmente su última experiencia profesional fue frente al equipo Gimnasia y Esgrima de La Plata, en la temporada 2019-2020, que conmocionó a los fanáticos del Lobo, logrando un récord de afiliaciones al club luego de conocer la llegada del astro.

El 30 de octubre de 2020, coincidiendo con su cumpleaños 60, Diego hizo su última aparición en una cancha de fútbol dirigiendo a su equipo, que terminaría derrotando a Patronato 3-0.

Este paso por Gimnasia, fue una gran despedida inconsciente, ya que cada vez que jugaron de visitante, los equipos le prepararon un homenaje para celebrar su carrera futbolística, siendo el más importante, el que recibió en la Bombonera.

“No es fácil ser Maradona” decía Guillermo Coppola, su representante y testigo presencial de los vaivenes de la vida del 10.

Maradona hizo siempre lo que quiso, pero a diferencia del resto de la humanidad, él tenía una cámara encendida en cada paso que daba, y a diferencia de otros jugadores famosos, usó su influencia para promover lo que creía, como su participación en la Cumbre de Mar de Plata en 2005 para enterrar al ALCA.

Siempre luchó por los derechos de los jugadores de fútbol, para asegurarles un retiro digno y cada vez que su amistad con Fidel Castro, Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, Nestor y Cristina Kirchner, fue demonizada por sus adversarios, se levantaba la barricada de los pobres para apoyarle. No fue una fallada o un monigote para agraciar a un lado de la tribuna, era su auténtica voluntad decir lo que pensaba.

A Diego lo recordamos como fue, y por el impacto que tuvo en el mundo, no solo enfrentando al poder, como cuando rechazó la orden de Conrado Ferlaino, el presidente de Napoli, y viajó para jugar las eliminatorias sudamericanas, sino por asumir sus errores y desmarcar al deporte de las miserias humanas.

“La pelota no se mancha” será un consigna que quedará inmortalizada en la historia como una declaración de amor a uno de los deportes más bellos del mundo.

“El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo. Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha” Diego Armando Maradona en la Bombonera (2021)

Redacción
Redacciónhttp://lamoscanews.com
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