Tras el encierro de casi tres años debido al COVID-19, millones de personas cambiaron su estilo de vida radicalmente. De movilizarse día a día al trabajo, escuelas o supermercados, todos pasaron a quedarse en casa usando pijamas, trabajando a distancia y abarrotando sus celulares con aplicaciones de delivery.
En el hemisferio norte, específicamente en París, los parisinos no escaparon de la ‘’nueva realidad’’, en la que las reuniones de Zoom reinaban en los trabajos. Ahora, ellos alquilan jardines en las afueras por 70 euros la hora, con el fin de que las personas puedan huir de la ciudad y el estrés por el post-encierro.
Los hábitos hacia el trabajo fueron transformados radicalmente luego de la pandemia. En 1990, 60% de los franceses consideraba el trabajo como algo ‘’muy importante’’ en sus vidas, sin embargo, en la actualidad, solo el 24% tiene esa idea.
“El trabajo hoy es menos un marcador de inclusión social o una palanca de felicidad”, comentó Romain Bendavid, director de Especialización Empresarial y Experiencia Laboral de IFOP.
Esta iniciativa comenzó cuando los empleadores notaron el desencanto de los empleados a la hora de asistir a las oficinas, ya que el problema radica en: salir de casa y pasar horas frente a una pantalla.
“Para los asalariados, el presentismo es una noción obsoleta. Quieren ser libres para administrar su tiempo y su carga de trabajo. El bienestar personal y familiar es más importante que un trabajo”, explicó Bendavid.
En el primer trimestre del presente año, más de 500 mil personas renunciaron a sus trabajos en Francia, algo que nunca antes se había visto. La decisión de la mayoría de estas personas llegó debido a que no les interesaba ganar el mismo dinero que ganaban en su trabajo, sino que deseaban encontrar una nueva forma de vivir, es decir, disfrutar de lo que hacen y no trabajar para grandes empresas.
Renuncia silenciosa
Algo que millones de personas comenzaron a implementar en sus vidas luego de la pandemia fue la famosa ‘’renuncia silenciosa’’, la cual se basa en renunciar del trabajo sin hacerlo público.
Allí, el trabajo no está en el centro de las preocupaciones. Esto ha ayudado a los franceses a notar que su salud mental es mucho más importante que cualquier otra cosa.
Huir a las afueras
Con todo el estrés del trabajo, los franceses solo desean relajarse y tomarse un día para ellos en el que puedan escapar de la realidad. Es por ello que Jardins-prives.com llegó como un sitio de alquiler de jardines privados en Francia, que invitan a compartir y es ahora llamado ‘’el Airbnb de los jardines’’.
Estos lugares también cuentan con piscinas en las que pueden realizarse eventos tales como cumpleaños, baby showers o parrilladas en familia. Los precios oscilan entre los 70 euros la hora y los 280 euros el día.
En el valle de Chevreuse, al suroeste de París, se puede alquilar un jardín de 2.000 metros entre las 10am y las 11pm por 1.500 euros, algo ideal para las fiestas.
Hay al menos 1170 jardines en alquiler, y el 70 por ciento de ellos están en París y sus alrededores. Antes de la pandemia, sólo había 230 jardines en oferta.
Según la página web, la pasada semana las reservas subieron un 436%, justo cuando en París se anunciaron las medidas restrictivas de energía y calefacción, debido a la guerra en Ucrania.
