“Expectativa vs realidad”, “no quiero comer eso”, “que me haga la cirugía plástica, decían”, fueron solo algunos de los tantos memes que hace 10 años hicieron viral una de las restauraciones más famosas del nuevo siglo: La reproducción del Ecce Homo de Borjas… ¿El proyecto fracasó o tuvo éxito? Todo depende.
Todo comenzó durante la época de Franco, en la década de los treinta, cuando un modesto pero prodigioso pintor, Elias García Martínez, aceptó pintar un mural en el Santuario de la Misericordia de la ciudad de Borja, provincia de Zaragoza en Aragón.
Por su inexperiencia en murales pero con conocimiento pleno de las técnicas, el pintor retrató a Jesucristo vestido de túnica, coronado de espinas y con la cabeza inclinada hacia la izquierda. Aplausos para quien también era docente. Aunque se parecía mucho a una obra de Guido Reni, su trabajo era hermoso.
Alrededor de ochenta años después, en 2012, el tiempo había pasado y la pintura se había desgastado. Urgía restaurar la pequeña obra de García y es en este momento que aparece la que sería la protagonista de la historia: una anciana de 81 años llamada Cecilia Giménez, quien colaboraba de manera voluntaria en la iglesia y había demostrado algo de conocimiento de arte.
La mujer comenzó su trabajo y al poco tiempo había terminado la obra, que poco se parecía a la original, pero que se hizo viral en redes sociales.
La burla era el principal motivo de la recién ganada fama de la pintura pero una sobreexposición en medios tradicionales y digitales, comenzó a atraer a miles de turistas, a un pueblo tranquilo donde pocas veces aparecían foráneos.
La iglesia recibió 45 mil visitantes el primer año y alrededor de 10 mil por el mismo periodo en 2021 cobrando 3 euros la entrada, es decir alrededor de 30 mil euros anuales, sin sumar la venta de souvenirs, que se hizo muy popular, especialmente por productos con la “fallida” restauración.
“La recaudación, en primer lugar, financia los salarios de los conserjes que trabajan en el lugar donde está el Ecce Homo. El Santuario está abierto todos los días del año, excepto los dos días festivos de la localidad, el día de Navidad y el día de Año Nuevo, por lo que se han generado muchos puestos de trabajo", explicó recientemente el alcalde de Borja, Eduardo Arilla.
Al principio Gimenez se vio muy afectada por la crítica, perdiendo peso y refugiándose en su casa para evitar la mirada de juicio de todos los que la conocían e incluso se negó a aceptar un solo euro por las visitas al templo.
Sin embargo, su historia de vergüenza cambió y en la actualidad recibe un porcentaje de los derechos de mercadeo de camisetas, tazas, lápices y cualquier otra cosa que se venda en la tienda con la imagen de su “Ecce Homo”. “De esta recaudación, el 43% va para Cecilia y el 57% para la Fundación pero Cecilia lleva unos años cediendo su parte”, explicó Arilla, a la revista AD de España.
De si es o no arte, no hay consenso. Si se toma en cuenta que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), al parecer estuvo interesado en esta pieza, pues la respuesta es sí pero si se fundamenta en conceptos más profundos como el de Leonardo Da Vinci que calificaba la pintura como “poesía ciega”, surge un no rotundo.
¿Se trata o no de arte? ¿Fue un fracaso o un éxito?. Pues, es relativo. Más allá de las opiniones, lo único concreto es que el pueblo tomó vida, personas de escasos recursos reciben beneficios, y un asilo de ancianos, donde también reside Gimenez, es mantenido por la ola de curiosos que quieren ver “la peor restauración de la historia”.
