Varios ministros franceses sustituyeron sus vestimentas formales por ropa de invierno para promover el ahorro energético en vísperas de la llegada del invierno.
El protocolo tendrá que esperar, al menos hasta que se supere la crisis energética. En las últimas semanas ha sido común ver a la primera ministra del país, Élisabeth Borne, usando chaquetas de plumas durante los eventos y reuniones oficiales.
La ministra de Transición Energética, Agnes Pannier-Runacher, fue más allá y apareció vistiendo un suéter cuello de tortuga y una chaqueta acolchada.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, decidió suprimir la corbata de su vestimenta, "Ya no me verán con corbata, sino con cuello de tortuga", indicó que era un gesto para promover el ahorro energético.
Este nuevo código de etiqueta de la burocracia francesa para concientizar sobre la necesidad de promover el ahorro energético desde las acciones individuales fue criticado por la oposición del recién electo gobierno de Macrón.
La ex candidata presidencial Marine Le Pen, criticó con sarcasmo esta medida: "¿No tienen suficiente calefacción? Que se pongan la cachemira".
El economista Thomas Porcher señaló, que no espera que un ministro de Finanzas de la sexta o séptima economía del mundo le diga que se ponga un polo: "Eso es para que lo haga mi madre o mi abuela". Además, resaltó que el problema no estaba en las prendas de vestir sino en la forma en como Francia había organizado el sector energético.
El pasado 7 de septiembre el presidente de Francia, Enmanuel Macron exhortó a los franceses a bajar el 10% de su consumo energético actual. "Todo el mundo tiene un papel que desempeñar", dijo Macrón haciendo un llamado a la sobriedad energética.
Desde el 20 de febrero, cuando inició el conflicto entre Ucrania y Rusia, el acceso al gas ruso estuvo condicionado al cese de las sanciones impuestas por la Unión Europea, lo que generó un deficit en el suministro del combustible. "El 25% de toda la energía europea era gas y el 50% de este gas procedía de Rusia”, acotó Macron.
