Este martes, el Senado ruso aprobó por unanimidad las leyes de ratificación de los tratados de anexión de las regiones ucranianas de Donetsk, Luganks, Jersón y Zaporiyia.
Estas leyes, que fueron en total cuatro, fueron discutidas una por una, obteniendo el respaldo de todos los miembros de la Cámara Alta del Parlamento. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, presentó los documentos ante los senadores, y destacó que para Moscú no tiene importancia que Occidente no reconozca los referendos de incorporación a Rusia de esos territorios.
Ahora con la aprobación de este instrumento jurídico por parte del Senado, deben ser remitidas nuevamente al Kremlin, para que el presidente Vladimir Putin las firme. Sin embargo, el proceso formal finalizará con la introducción de unas enmiendas en la carta magna, cuyo artículo 65 enumera todos sus entes territoriales.
Hace dos años, la constitución rusa fue modificada para supeditar todas las leyes internacionales a ella y para prohibir la enajenación de cualquier área del país, como es el caso de la zona disputada con Japón por las islas Sajalín.
La senadora Liudmila Narúzova recalcó antes de la aprobación de las cuatro leyes, que la anexión de territorios que aún se encuentran bajo control parcial de Ucrania es un hecho “sin precedentes”.
Ante esta intervención, el presidente del Comité de Legislación Constitucional, Andréi Klishas, afirmó que el Tribunal Constitucional ya dio su visto bueno a los tratados, ya que el pasado lunes, los mismos fueron ratificados por la Cámara Baja.
Estos tratados establecen que el ruso será el nuevo idioma oficial, así como la moneda de curso legal en las nuevas regiones anexadas será el rublo, aunque se permitirá emplear el idioma ucraniano.
Estas regiones mantendrán su nombre como nuevos entes de la Federación de Rusia, tanto las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk como las regiones de Jersón y Zaporiyia.
La promulgación coincide con el avance del ejército ucraniano, en el cual han recuperado parte del territorio del Donbás y el sur de Ucrania.
No solo la Unión Europea, y la OTAN han manifestado su enfático rechazo a los referendos y posterior anexión de territorio ucraniano a Rusia, sino también gobiernos de algunos países occidentales como Estados Unidos.
