“Si me pasa algo a Yoko y a mi, no será un accidente” había anticipado John Lennon durante una entrevista con el periodista Paul Krassner en 1972.
El contexto internacional del momento estaba dominado por el conflicto que se desarrollaba entre Estados Unidos y Vietnam del Norte, y que terminó por ser una de las derrotas más bochornosas para el ejército estadounidense.
La opinión pública estadounidense -que mostró un rechazo contundente a la intervención bélica en Vietnam – acabó polarizada.
El ex beatle, que después de separarse de la banda se convirtió en un binomio indisoluble con su pareja Yoko Ono, se sumó junto a ella a las manifestaciones en contra de la Guerra que se hicieron a lo largo del país.
Pero hablar de paz le ocasionó grandes problemas con el gobierno de Richard Nixon.
En el año 1971 publicó el disco “Imagine” y la canción que da título al álbum se convirtió en un himno para los movimientos contra la guerra.
En agosto de ese mismo año la pareja se mudó a Nueva York y solo cuatro meses después lanzaron “Happy Xmas (War Is Over)”, una de las canciones navideñas más populares del mundo, con un claro mensaje político.
La administración de Richard Nixon se puso manos a la obra y realizó una “contraofensiva estratégica” hacia la propaganda de Lennon en contra de la guerra, embarcándose en un intento de cuatro años para intentar deportarlo.
¿Lennon fue víctima de un fanático desequilibrado o hubo intereses políticos detrás? No lo sabemos, lo cierto es que el autor del crimen, Mark David Chapman, esperaba el regreso de Lennon a su residencia en Nueva York después de una intensa jornada de grabación.
El día final
Chapman se había cruzado con Lennon, Yoko y Sean, su hijo de 5 años, en horas de la mañana. Intercambiaron algunas palabras, y aunque no lo hizo en ese momento, es muy probable que ya tuviera en planes darle fin a uno de los personajes más icónicos de la historia musical.
A su regreso, Lennon recibe a los fanáticos como de costumbre, y Chapman le pide estampar su firma en el más reciente LP del artista. “John Lennon, 1980. Handing It Back”. le escribió Lennon a su verdugo. Chapman se quedó mirándolo tan fijamente, que despertó la curiosidad del ex Beatle: “¿Necesitas algo más?”, le dijo.
“No, no , no” dijo Chapman y agradeció el gesto, bajó la vista al disco en sus manos, mientras Lennon seguía firmando autógrafos hasta que se retiró al estudio de grabación.
A las 10:48 de esa noche, luego de una extenuante jornada de grabación, la limusina de la pareja Lennon-Ono los deja frente al edificio Dakota, su residencia en Nueva York. El cantante aprecia a la distancia algunos fans apostados en la entrada del edificio y trató de evadirlos con la mirada baja.
Pero escucha un desesperado, “Señor Lennon, Señor Lennon” que provenía de Chapman. Lennon no se detuvo y siguió su camino, cuando el joven desenfundó un revólver 38 y le disparó en cinco oportunidades, cuatro le percutieron en la espalda y una dio justo en la puerta del edificio.
De inmediato, el portero del edificio José Perdomo, despojó del arma al atacante, y lo inmovilizó pese a la reacción que podía tener. “¿Sabes lo que hiciste?” Le preguntó Perdomo. “!Sí! Le disparé a John Lennon”, dijo Chapman, quien posteriormente sacó del bolsillo una novela de Salinger “El guardián entre el centeno” y se puso a leer.
Al preguntarle por qué lo hizo, dijo: "una voz en la cabeza me decía: “¡házlo, házlo!” y afirmó que después de los disparos sintió “como si la cinta de la película se hubiera roto”.
En una entrevista con Larry king en 1992, confesó que mató a Lennon porque “quería ser alguien famoso” y siguió una voz en su cabeza que le ordenaba consumar el asesinato. Chapman cumple una condena de cadena perpetua en el Centro Correccional de Green Haven en el Valle de Hudson de Nueva York.
En el diálogo sostenido con la policía de Nueva York cuando fue capturado, Champan, se disculpó con los oficiales por haberles arruinado la noche. “¿Te preocupa nuestra noche? No tienes idea de lo que le hiciste a tu vida”, dijo uno de los policías.
A las 11:15 de la noche del 8 de diciembre de 1980, fue declarado muerto en el hospital Roosevelt al mítico cantante de la banda más popular del mundo.
No hubo funerales, no hubo entierro, solo unas palabras de la inconsolable viuda: “No hay funeral para John…John amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, recen por lo mismo".
Los restos de Lennon fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en Central Park, en el sector de Strawberry Fields.
