“Está grave la reina, rodeada de sus familiares y amigos en Escocia”… corren periodistas a sentarse en las computadoras, los más lejanos, y a llamar a cuanta fuente conocen dentro de la familia real, los más cercanos.
Empieza el despliegue: “¿qué pasa si muere?” “¿quién queda a cargo?” “¿cuál es el procedimiento?” “¿protocolos?”… hay que estar listos. Demasiada información, poca precisión, y mucho trabajo que hacer. Lo que pasó este 08 de septiembre es el mejor ejemplo de lo que ocurre en el mundo actual, en un entorno en el que el periodismo se ha transformado en una carrera contra el tiempo. Hoy los portales de noticias se han multiplicado, no se necesita una cámara costosa ni una súper estructura para ejercer y estamos hiperconectados.
Hoy se celebra el Día Internacional del Periodista y con ello aparecen en debate los retos que debe enfrentar en la era digital, quien se dedique al “mejor oficio del mundo”, como lo definió en 1996 el periodista, escritor y nobel de literatura, Gabriel García Márquez.
Fake news
En 1990, Nayira, una joven de Kuwait, relató los horrores de la invasión de los soldados iraquíes en su país. Estos personajes sacaban a bebés prematuros de las incubadoras en uno de los hospitales kuwaitíes donde ella trabajaba como voluntaria y se llevaban los aparatos para dejarlos morir de mengua.
Hubiese sido horrible… si fuese verdad, pero no lo era. La historia se la había inventado el reino de su país para promover la invasión de los Estados Unidos y desalojar al ejército de Saddam Hussein, como de hecho ocurrió.
Las “fake news” no son algo nuevo pero sí mucho más frecuente. A diario las redes sociales “matan” a algún famoso, adjudican fotografías viejas a eventos actuales y elaboran teorías conspirativas muy bien hechas.
Es por eso que el periodista debe estar constantemente verificando lo que recibe en un bombardeo de información sin descanso.
Sesgo
En agosto de 2020 Netflix lanzó al aire un documental que se hizo viral: “El dilema de las redes sociales”.
Con una visión dramática, que empleaba recursos visuales importantes, la plataforma presentó un problema que, aunque adornado de hipérboles, no distaba mucho de la realidad.
Internet se ha automatizado tanto, que muestra al usuario lo que normalmente ve o “le interesa”, es por eso que cuando una persona se detiene en una receta de Instagram, probablemente le comiencen a salir de la nada miles de maneras de preparar platillos.
Los periodistas también son usuarios y el problema radica en que -sin saberlo- pueden omitir información como parte del sesgo de los algoritmos. De nuevo citando al gran García Márquez: La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor… y eso solo se puede lograr con una visión periférica del mundo.
A pesar de todo el periodismo mantiene su esencia, y en la actualidad, sigue teniendo un impacto, a veces silencioso en la gente, pero sobre todo en quien lo ejerce.
“Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente” dijo acertadamente García Marquez… y sí, ya es oficial, la Reina acaba de fallecer.
