La Unión Europea prohibirá para 2035 la venta y matriculación de vehículos nuevos con motores a combustión que emiten gases nocivos para la atmósfera, así lo ratificó el Parlamento Europeo a principios del mes de junio.
En 2020, Europa ya había aumentado sus objetivos de reducción de emisiones con la aspiración de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
Pese a esto, hay voces disidentes de cinco países dentro de la Unión: Italia, Portugal, Eslovaquia, Bulgaria y Rumania; no están de acuerdo con la prontitud de la medida y proponen postergarla un lustro, con base en que la “salud financiera de sus ciudadanos” no es la misma a la de otros países europeos.
Por su parte, Alemania, el mayor productor de vehículos de la UE, considera que la prohibición debe ser explícita a los vehículos motorizados por combustibles fósiles que emiten gases tóxicos a la atmósfera, para dejar la puerta abierta a que los combustibles sintéticos se perfilen como una alternativa.
De acuerdo con esta postura, la Unión Europea dejó abierta la posibilidad al uso de combustibles sintéticos, que tienen una emisión neutra de carbono, después de 2035.
Sin embargo, el vicepresidente de la Comisión Europea para el pacto verde, Frans Timmermans, no lo vislumbra como una opción realista para los fabricantes, por los altos costos que representa la elaboración de vehículos motorizados con combustibles sintéticos.
Por ahora, es inminente una fuerte irrupción de los carros eléctricos en sustitución de los que utilizan combustibles fósiles en los mercados europeos; de hecho, el Fondo Monetario Internacional predijo que para 2040 los vehículos eléctricos podrían representar el 90% del parque automovilístico en las economías avanzadas y más de la mitad en las economías de mercados emergentes.
