El próximo 08 de noviembre serán las llamadas elecciones de medio mandato en EEUU, que -en realidad- son las votaciones para renovar el parlamento estadounidense (el Senado y la Cámara de Representantes).
Estos comicios no solo son esenciales para aprobar las leyes internas, sino para obstaculizar o guiar toda la política del residente de la Casa Blanca.
Es de recordar que actualmente los demócratas tienen el control de ambas cámaras, además de la presidencia, por lo que, perderlas frente a los republicanos, reduciría significativamente su poder en los próximos dos años de mandato del presidente Joe Biden.
Actualmente, el Senado tiene 100 integrantes (dos por cada uno de los 50 estados) y hay 34 escaños en juego en estas elecciones. Los ganadores estarán los próximos seis años.
Es de resaltar que los senadores se dividen en tres clases, cuyos mandatos se escalonan de modo que se elija una clase diferente cada dos años. Los senadores de la clase 3, la que será elegida, fueron escogidos por última vez en 2016.
La Cámara de Representantes tiene 435 miembros, y allí todos los escaños están en juego. Los ganadores tendrán su curul por los próximos dos años.
Los republicanos son favoritos para ganar la Cámara de Representantes, mientras que el Senado podría ganarlo cualquiera, según FiveThirtyEight.
Si los demócratas conservan el control de la cámara baja y aumentan su ventaja en el Senado, tal vez tengan más capacidad para aprobar leyes nuevas.
Si los republicanos obtienen más poder, es posible que bloqueen los esfuerzos demócratas para codificar el derecho al aborto y tomar medidas sobre el clima, además de cuestionar la ayuda enviada a Ucrania.
No es un dato menor que, históricamente, al partido que controla la presidencia —actualmente los demócratas— le ha ido mal en las elecciones de medio mandato.
Otro dato importante es que el control del Senado equivale al poder de aprobar a los jueces de los tribunales federales, incluyendo la Corte Suprema. Si los republicanos toman el control, existe el riesgo de que se use, para bloquear los nombramientos de Biden.
Aunque no son tan notorios, los nombramientos a tribunales inferiores, en ocasiones también son muy influyentes.
Como presidentes, tanto Trump como Biden han usado el control del Senado por su propio partido, para instalar a decenas de jueces de su agrado, en puestos importantes en todo el país.