Japón inauguró este martes en la región de Yokohama unas máquinas expendedoras que ofrecen sashimi, filete y tocino de ballena, con el objetivo de impulsar ventas y volver a colocar en auge este alimento en muchos supermercados.
La empresa ballenera encargada de la distribución y puesta en marcha de las máquinas expendedoras inauguró dos establecimientos similares en Tokio y anunció la apertura de otra sede en la ciudad occidental de Osaka.
Cabe destacar, que el gobierno japonés defiende el consumo de ballena, ya que su ingesta es considerada como parte de la tradición y cultura japonesa.
Sin embargo, esta tradición tiene sus detractores que se encuentran en rechazo permanente de la caza de ballenas.
Katrin Matthes, responsable de la política japonesa de Whale and Dolphin Conservation (WDC), destacó que la teoría que sostiene que para Japón es tradición el consumo de ballena, es falsa, asegurando que la mayoría de los japoneses no la han probado e incluso es poco accesible porque es considerado un alimento de alto costo.
Por su parte, la Comisión Ballenera Internacional, organismo mundial que supervisa la conservación de la especie, prohibió la caza comercial en 1986 después de que estuvieran a punto de extinguirse; lo que pone en tela de juicio si realmente será rentable este negocio a corto y mediano plazo.
La empresa ballenera encargada de este nuevo proyecto no ha sido sancionada y asegura que posee el permiso legal para su comercialización.
Los costos de estos productos envasados oscilan entre los 1.000 yenes/8$ y los 3.000 yenes/23$.
Especialistas y nutricionistas japoneses consideran la carne de ballena una proteína delicada en su ingesta, tomando en cuenta que el contenido de mercurio en el hígado de estos cetáceos supera las normas establecidas en casi 900 veces. A esta concentración, una persona de 60 años que ingiriese 0.15 gramos de hígado excedería la ingesta semanal de mercurio, por lo que podría envenenarse fácilmente.
Científicos de Harvard realizaron un estudio de la carne de ballena en el mercado japonés en 1998-1999 y encontraron que el producto era en gran parte una mezcla de ballenas minke, delfines y marsopas y que solía ser un alimento consumido sólo por las grandes élites.
En la actualidad la carne de ballena se considera un manjar, lo que presume que Japón logrará nuevamente impulsar su consumo sin mayores preocupaciones.