El Gobierno de Kosovo ha decidido aplazar un mes, la prohibición de documentos y matrículas serbias en su territorio tras las tensiones que se vivieron este fin de semana en dos puntos fronterizos entre ambos países.
Kosovo anunció a finales de junio que negará el uso de documentos de identidad y matrículas de Serbia en su territorio, una decisión similar adoptada en septiembre de 2021 lo que generó una crisis diplomática entre ambas naciones.
Estas nuevas medidas, que fueron aplazadas hasta el 1 de septiembre, señalan que quienes entren en Kosovo con carnés de identidad emitidos por Serbia, recibirán un documento temporal kosovar válido durante 90 días para su estancia en el país.
También resalta que las matrículas impresas por Serbia para ciudades kosovares, la cual es de mayoría de población serbia, tendrían que ser sustituidas a partir de esta semana. Este anuncio provocó manifestaciones y bloqueos de carreteras en los pasos fronterizos de Brnjak y Jarinje.
Kosovo reaccionó desplegando fuerzas especiales en la zona con blindados por lo que Serbia elevó el nivel de alerta de sus tropas cerca de la frontera.
Por su parte, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, anunció este lunes que países aliados conformarán una mesa de negociación para que Kosovo aplace sus decisiones y se logre un diálogo efectivo para mermar la tensión en la región.
Otro punto de tensión entre la OTAN y Rusia
A través de una publicación en su cuenta Twitter, la Fuerza de la OTAN para Kosovo (KFOR), anunció el domingo que aplicarán las medidas necesarias para mantener la paz en Kosovo, de acuerdo con su mandato de la ONU. En el texto destacó que "está preparada para intervenir" en el caso de que se ponga en peligro la estabilidad del norte de Kosovo.
Mientras tanto, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, instó a Kosovo, así como a los Estados Unidos y de la Unión Europea a cesar la escalada de las provocaciones en la región.
"La decisión de las autoridades de Pristina de empezar a aplicar normas discriminatorias e injustificadas sobre la sustitución obligatoria de los documentos personales y los números de registro de los serbios locales a partir del 1 de agosto es un paso más hacia la expulsión de la población serbia de Kosovo, forzando la salida de las instituciones serbias de Kosovo que protegen los derechos de los residentes serbios de la arbitrariedad del gobierno de los radicales de Pristina dirigidos por el primer ministro Albin Kurti", declaró Zajárova a los medios de comunicación.
Actualmente Serbia es el único país que busca ser miembro de la Unión Europea (UE) que fue unánime al no sumarse a las sanciones a Rusia por su conflicto bélico con Ucrania, aunque su embajador ante la ONU condenó esta agresión. A pesar de que el Tratado de Asociación con la UE le obliga a alinear su política exterior con la comunitaria, Serbia sigue mirando hacia Moscú como su aliado esencial.
Para los analistas internacionales esto se debe al reconocimiento de la independencia de Kosovo por parte de los principales miembros de la OTAN, lo que generó un desgarro sentimental y físico para el pueblo de Serbia.
Además que el actual presidente de ese país, Aleksandar Vučić y su homólogo Vladímir Putin, comparten muchos ideales sobre la situación geopolítica de la región.
Un poco de historia
Para aproximarnos a la comprensión del entorno donde se desarrollan estos hechos, debemos establecernos en la ex-Yugoslavia, cuando Kosovo era una provincia perteneciente a Serbia, una de las seis repúblicas menores que integraban la Federación.
Esta región, con población de mayoría albanesa, disfrutaba de un estatus especial que le daba el derecho de establecer su propio gobierno y tener un representante en el Parlamento y la presidencia de la Federación. Además, tenía total autonomía en la toma de decisiones en la educación, justicia y organismos de seguridad.
Antes de la desintegración de Yugoslavia, en marzo de 1989, Slobodan Milosevic, entonces presidente serbio, revocó la autonomía kosovar. Esto generó fuertes enfrentamientos entre la población albanesa y fuerzas de seguridad con un saldo de decenas de muertos y heridos
Los albano-kosovares que negaron lealtad al régimen de Milosevic perdieron sus trabajos en los organismos del Estado.
Dadas las condiciones de desigualdad étnica contra esta población, en 1997 surgió la guerrilla separatista Ejército de Liberación Nacional (UCK) lanzando su primer ataque un año después en la región central de Drenica.
Durante el ataque, las fuerzas serbias atacaron la posición donde estaba atrincherado el comandante Adem Jashari, en la aldea de Prekaz. En la acción militar, unos 80 albaneses, la mitad miembros de su familia, fueron asesinados por los serbios.
Analistas internacionales consideran esta masacre como el detonante del comienzo de la guerra.
El resultado
La represión contra civiles albaneses desencadenó una campaña de bombardeos por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que obligó a Slobodan Milosevic a retirar las tropas serbias.
La Organización de las Naciones Unidas estima que durante el conflicto armado fallecieron más de 13.000 personas, de los cuales 11.000 eran civiles de origen albanés, además de centenares de miles de civiles fueron desplazados.
En un intento de cubrir estos crímenes de guerra, Belgrado implementó un plan para enterrar a miles de cadáveres en fosas comunes, algunas ubicadas en la propia Serbia. Tras la caída de Milosevic en el año 2000, se encontraron miles de cuerpos albaneses en una base de una unidad especial de la policía, cercana a Belgrado, y otras decenas más en varias regiones de Serbia.
El Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY), establecido por la ONU, condenó a quien fuera viceprimer ministro serbio, Nikola Sainovic, a 18 años de prisión por crímenes de guerra durante este conflicto. Varios altos oficiales de la policía y del ejército también fueron sentenciados.
Después del conflicto, se estableció la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo, bajo la tutela de la ONU, con el fin de que el país tuviera una administración provisional bajo la cual su población pudiera gozar de una autonomía sustancial.
Sin embargo, en 2008, la exprovincia serbia declaró de manera unilateral su independencia con el apoyo de Estados Unidos, lo que Belgrado nunca ha aceptado.