El pasado 16 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) entregó el informe más extenso en los últimos 20 años, en el que indica que las personas con trastornos mentales graves mueren entre 10 y 20 años antes que el resto de la población, primeramente, a causa de enfermedades físicas evitables.
“Este nuevo informe es un argumento para el cambio. Los vínculos entre salud mental y salud pública, derechos humanos y desarrollo socioeconómico implican que modificar políticas y prácticas en materia de salud mental puede beneficiar de forma concreta a personas en todo el mundo”, mencionó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El estudio contiene el Plan de Acción Integral sobre salud mental 2013-2030, que recomendó el desarrollo de políticas públicas concretas y el ofrecimiento oportunidades para mejorar la salud mental en el mundo, aunque, este cumplimiento de objetivos dependerá del contexto del país, de las necesidades locales en materia de salud mental, de otras prioridades y del estado y la estructura de cada sistema de salud mental.
El plan cuenta con tres vías de acción: aumentar inversiones en salud mental, incluir a las personas con problemas mentales en la toma de decisiones y reformar entornos que influyen en la salud mental, como colegios, servicios sanitarios o entornos naturales.
Entre las principales causas de muerte se encuentran el acoso escolar, las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública y el abuso sexual en la infancia, otra de las causas, y de hecho la más importante, es el acceso a una atención mental eficaz y de calidad, sobre todo en los países en desarrollo. Las estimaciones de la organización apuntan que sólo un tercio de las personas con depresión reciben atención de un especialista.
En 2019, justo antes de iniciar la pandemia, la OMS identificó que mil millones de personas vivían con un trastorno mental. En el primer año de la pandemia, la ansiedad y la depresión aumentó un 25%, señala el informe.