El artista estadounidense Kanye West intentó ridiculizar la lucha por los derechos de los afroamericanos al usar una camiseta con la frase “White Lives Matter” (las vidas blancas cuentan) en su desfile de modas en París. Solo días después fue expulsado de Twitter y otras plataformas de redes sociales por una serie de publicaciones antisemitas.
Aunque lo quiere presentar como una cooptación, en realidad “son payasadas básicas -de valor impactante- que promueven y normalizan los símbolos de odio contra los negros, denuncia el artículo La Anti Negritud Explotadora de Kanye West, publicado por The New York Times.
El medio asegura que es simplemente un artista negro dispuesto a regurgitar temas de conversación conservadores, “a veces rayanos en la supremacía blanca, como si fueran suyos”.
Por lo menos desde 2013, West promueve y normaliza símbolos de odio: vendía mercadería con banderas confederadas y “explicó” en una entrevista que, aunque representaba la esclavitud, la tomó y la convirtió en su bandera.
Luego, en 2015, aseguró que “el racismo es un concepto anticuado y tonto que la gente usa para separar y alienar" y en 2018 dijo en una entrevista de TMZ que escuchar que la esclavitud duró 400 años, suena como si una elección.
En su más reciente aparición tras el incidente con su franela, fue a Fox News y armó un revoltijo en donde intentó entrelazar la piedad, la inspiración artística, la persecución personal, el desdén por las instituciones, el aborto, el racismo y su apoyo a Donald Trump. Todas las ideas centrales de la derecha moderna.
West es un adicto a la atención narcisista, agente del caos cultural y proveedor de políticas peligrosas. “Nada de esto -en el ámbito político- es genialidad. Es superficial y aburrido”, sentencia The New York Times.
Cierra el rotativo con la idea de que, a pesar de que es un artista notable, West es solo un negro que repite como loro la supremacía blanca mientras que muchos lo ignoran y continúan bailando su música y comprando su ropa.
