Mezclar dos razas de perros para hacer ejemplares más “estéticos” ya suena controversial, pero los llamados “Perros de diseño” son una práctica que lleva décadas extendiéndose por el mundo, y que trae de nuevo a la mesa una pregunta con demasiadas respuestas pero pocos acuerdos: ¿cuáles deben ser los límites de la alteración genética?.
Una de las instituciones que ha elevado con más énfasis su voz de protesta en cuanto a esta “moda” es el el Royal Veterinary College, de Londres, organización que a través de un estudio comprobó que muchas “bondades” de estos perros, son estrategias de marketing sin fundamento científico.
En dicha investigación, se advierte que ninguno de estos animales son hipoalergénicos, como se ha dicho incesantemente como estrategia de venta, ni tampoco son más fáciles de entrenar.
Para el Royal Veterinary College, el problema de estas ofertas engañosas y modas que se fundamentan en cruces, en su opinión innecesarios, es que aumenta el riesgo de abandono de la mascota, porque no cumplen con las expectativas de sus dueños.
Salud en riesgo
Sin embargo, la consecuencia más importante, surge del peligro de enfermedades que se pueden transmitir a los linajes, por la impericia a la hora de intentar modificar la genética, como fue el caso de la mezcla conocida como dushi, proveniente del cruce entre el bulldog francés y perro crestado chino, lo que causa perros tipo bulldog, pero sin pelo, que han adquirido los problemas de salud de ambas razas.
Este caso motivó a que la Asociación Veterinaria Británica manifestara su profundo rechazo a la creación de “razas extremas”, como citó un artículo publicado en el diario inglés The Guardian.
De hecho, en 2014 el creador del labradoodle (labrador con caniche), Wally Conron, se mostró arrepentido de su creación, resaltando que muchos criadores “empezaron a realizar esta mezcla por dinero sin tener cuidado con los antecedentes genéticos de los perros a cruzar. Las consecuencias de estos cruces fueron perros con convulsiones, problemas en los ojos, caderas, codos e incluso algunos ejemplares han padecido epilepsia” como relata el medio La Razón en un artículo del 2015.
La voz de protesta también la han elevado los criadores de razas reconocidas, agrupados en asociaciones caninas internacionales, quienes señalaron que los precios inflados de estos animales, aunada a la estrategia de marketing controversial, está dejando fuera a las tradicionales y otros perritos que esperan ser adoptados.
Sin embargo los defensores de la práctica aseguran que se trata de un método muy bien cuidado, ya que solo se puede llamar perro de diseño, a aquellas mascotas provenientes de terceras generaciones, cuyos ancestros tengan pedigrí.
Cruces
Los perros de diseño son aquellos que provienen del cruce intencional entre dos razas puras, y que provengan de “tres generaciones reproductivas bien documentadas”, que en teoría reúnen las mejores características de ambos linajes.
El más conocido es el labradoodle, cruce de labrador con caniche, incluso utilizado en Estados Unidos como perros de terapia. También está pomsky: un cruce entre husky y pomerania popular por parecer un lobo miniatura, chiweenie que son chihuahuas con salchicha, puggle (pug y un beagle), entre otros.