Desde la llegada del COVID-19, se han aprobado oficialmente 12 vacunas contra el virus tras demostrar a través de ensayos clínicos, su eficacia y seguridad en los vacunados. Otras 15 candidatas quedaron atrás porque no resultaron efectivas. Sin embargo, la investigación continúa con el desarrollo de 122 posibles vacunas en ensayos clínicos con voluntarios.
Es por esto que, estudiantes de la Escuela de Salud Pública de Yale y del Departamento de Bioinformática y Genómica de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, analizaron qué tan efectiva es la protección de vacunas contra el COVID-19 aplicadas en el país norteamericano,
Luego de los estudios, el equipo de científicos dirigido por profesores de la Escuela de Salud Pública de Yale y la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte obtuvo una respuesta: la ‘’fuerte protección’’ luego de las vacunas es de corta duración. Este resultado fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Este estudio es mundialmente el primero en calcular la probabilidad de un futuro contagio luego de la infección natural o la vacunación con vacunas desarrolladas por las empresas Moderna, Pfizer, Johnson & Johnson y Oxford-AstraZeneca.
Como indican los resultados, las vacunas de ARN mensajero son las que actualmente ofrecen mayor duración de protección, casi tres veces más que la de la infección natural o las vacunas Johnson & Johnson y Oxford-AstraZeneca.
“Las vacunas de ARN mensajero producen los niveles más altos de respuesta de anticuerpos y, en nuestro análisis, confieren una protección más duradera que otras vacunas o exposiciones”, explicó Jeffrey Townsend profesor de bioestadística en la Escuela de Salud Pública de Yale y autor principal del estudio.
Estas vacunas son diferentes, ya que introducen uno o más genes del propio virus en las células para lograr una respuesta inmunitaria. En cambio, las otras vacunas tienen en ellas virus diseñados para portar genes del virus inicial.