Una canadiense-ucraniana dispara con su batuta movimientos que van mucho más allá de la marca del compás de una orquesta. La llamada agrupación clásica “Libertad de Ucrania”, toca sus instrumentos para oponerse a la guerra y retumbar por el mundo la consigna: “nuestra cultura no puede ser borrada”.
La dueña de la batuta es Keri-Lynn Wilson, una directora nacida en Canadá, pero establecida por años en el país en conflicto con Rusia, que desde el primer día de los bombardeos a su nación, decidió hacer algo.
“La idea era conseguir unir una orquesta, con sede propia y llevarla de gira”, dijo la mujer, cuyo empuje la llevó a establecer contacto con músicos desplazados por la guerra, que hoy son llamados los “soldados de la música”.
Además de ello, estableció un vínculo con el Ministerio de Cultura en Kiev, organismo que promueve detalles organizativos como la excepción del servicio militar obligatorio, para los varones que se unieron estando dentro del país.
Wilson aseguró que su deseo era combatir, pero no tenía conocimiento militar, por lo que decidió sustituir un arma, por los disparos de una batuta apasionada y conmovida, con lo que es para ella una injusticia.
A través de melodías como la “Séptima sinfonía” del músico ucraniano Valentin Silvestrov, los orquestistas girarán por occidente, después de varias presentaciones en Europa.
Además de composiciones orgullo de Ucrania, los músicos presentan un espectáculo en el que los presentes podrán disfrutar de interpretaciones como el Concierto para piano nº 2 de Chopin (con la ucraniana Anna Fedorova como solista), la Cuarta sinfonía de Brahms o la Novena sinfonía de Dvorák.
La gira que comenzó el 28 de julio, terminará el 20 de agosto, después de recorrer sitios como el Reino Unido, Francia, Alemania y los Países Bajos, para terminar estratégicamente en Nueva York y Washington DC, con el fin de llevar el mensaje a los gobiernos de occidente: “permanecer firme y en solidaridad con Ucrania”.
