Es común entre las personas jóvenes, estar 24/7 con el teléfono celular, pero tener fobia a recibir llamadas.
El uso de aplicaciones de mensajería instantánea casi duplica el uso de las llamadas telefónicas. Una encuesta llevada a cabo por la Corporación Latinobarómetro, arrojó que cerca del 64% de la población de Latinoamérica utiliza WhatsApp, dato que demuestra la enorme popularidad de la app y también la preferencia de los usuarios de chatear y no hacer uso de las llamadas.
Hace pocos años la llamada telefónica no era mal vista, pero ahora la posibilidad de que una llamada imprevista se alargue más de lo necesario, asusta y pone a las personas en una posición incómoda que prefieren evitar.
Sin embargo, parece que el tiempo no es lo más valioso; ya que según un informe mundial de Deloitte los usuarios de telefonía móvil consultamos nuestras pantallas más de 40 veces al día, y una de cada cuatro personas lo hace entre 100 y más de 200 veces.
Así que la fobia a hablar por teléfono podría ser síntoma de algo más, quizás ¿un trastorno de déficit de atención?
La psicóloga Cristina Pérez, explica que en principio huir de las llamadas no es un síntoma de algún trastorno, aunque es posible que a una persona con déficit de atención le cueste mantener una larga conversación telefónica e incluso haya veces en las que pierda el hilo y su atención se dirija a otra parte.
Pero, de igual manera esto ocurriría en una conversación cara a cara, y no quiere decir que se desarrolle un odio a hablar por teléfono. Pero puede ser señal de una personalidad introvertida.
Muchas personas prefieren mantener sus móviles en silencio, ignorando las llamadas y respondiendo en el momento que consideren oportuno a través de la mensajería.
En una llamada la persona se siente en el centro de atención, en cambio los mensajes de texto pueden ofrecer un contacto social más informal, natural, sin temor al rechazo o la desaprobación.
Sin duda, la comunicación escrita permite a las personas sostener una conversación en el ritmo que prefieran, y esta pareciera ser la causa principal de hacerse de oídos sordos ante las llamadas.