Según un estudio de la doctora Shanna Swan, publicado en su libro “Cuenta regresiva: el futuro de la humanidad”, la contaminación ambiental está provocando el encogimiento de los penes humanos.
Swan, profesora de medicina ambiental y salud pública en la Facultad de Medicina de Mount Sinai, en Nueva York, asegura que las sustancias químicas de nuestro entorno y las prácticas actuales de vida poco saludables están produciendo un número creciente de bebés que nacen con penes pequeños.
Además, el libro expone cómo la contaminación aumenta los índices de disfunción eréctil, baja del deseo sexual femenino y disminución de la fertilidad.
“Esta alteración está causada por los ftalatos, sustancias químicas utilizadas en la fabricación de plásticos, que pueden afectar a la forma en que se produce la hormona endocrina”, explica el texto.
Cabe destacar que este grupo de sustancias químicas se utilizan para aumentar la flexibilidad de una sustancia y por eso se usa principalmente en la industria del plástico (juguetes, envases de alimentos, detergentes, cosméticos y muchos más productos).
"Los bebés llegan al mundo ya contaminados por las sustancias que absorben en el útero" afirma el estudio.
Uno de sus análisis pioneros –y más reconocidos- examinó el vínculo entre el número de espermatozoides y la contaminación en las últimas cuatro décadas.
Tras analizar 185 estudios, en los que participaron casi 45 mil hombres sanos, la doctora Swan y su equipo llegaron a la conclusión de que el recuento de espermatozoides entre los hombres de los países occidentales había descendido 59% entre 1973 y 2011.
"En algunas partes del mundo, la veinteañera media es mucho menos fértil de lo que era su abuela a los 35 años", sentencia.
Según el libro, la especie humana está en peligro inminente y urgen políticas enérgicas radicalmente nuevas y una demanda de cambio de todos los ciudadanos.
