Boris Johnson y su equipo se enfrentan a un nuevo escándalo sexual luego de que el encargado de la disciplina parlamentaria de los conservadores, Chris Pincher, dimitiera de su cargo el pasado jueves, tras ser acusado de tocar indebidamente a dos hombres.
En la carta de dimisión, Pincher admite haber bebido demasiado y se disculpó por haberse avergonzado a sí mismo y a otros.
Tras regresar del extranjero, participar en tres cumbres internacionales y presentarse como apoyo de Ucrania frente a Vladimir Putin, Johnson regresó para dar cara al nuevo escándalo político que lo envuelve.
Este caso se suma a otros muy similares en que ha debido enfrentar el partido conservador estos últimos meses: el pasado mes de abril, el diputado Neil Parish dimitió por acusaciones de ver pornografía durante las sesiones parlamentarias; en mayo un diputado fue detenido y posteriormente puesto en libertad condicional, por ser sospechoso de violación y el exdiputado, Imran Ahmad Khan, fue condenado a 18 meses en la cárcel por agredir sexualmente a una niña de 15 años.
Estos escándalos políticos podrían debilitar cada vez más al dirigente británico, que ya enfrentó una moción de censura por el escándalo del partygate.