La mutilación genital femenina es internacionalmente reconocida como una violación grave a los derechos humanos, la salud y la integridad de mujeres y niñas; su práctica implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos, lo que resulta de inicio a fin un proceso aterrador.
Aún cuando las sociedades viven en constante transformación y desarrollo, existen más de 27 países que realizan esta práctica de manera constante. La lista de continentes la encabeza África y Oriente Medio, le sigue Asia meridional, así como algunos países asiáticos como India, Indonesia, Iraq, Paquistán y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica.
Asimismo, persiste la mutilación genital femenina en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.
Tolerancia Cero a la Mutilación Femenina
Tras largos debates, en 2012 la Asamblea General de Naciones Unidas -ONU- designó el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina, una fecha que eleva al despertar de la conciencia y a dirigir esfuerzos para la eliminación de esta práctica.
Naciones Unidas lucha por su erradicación plena para 2030, dando valor a todo un camino de lucha recorrido.
Las cifras de víctimas oscilan en más de 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
Para lograr la erradicación de este hecho tan cruel, se contempla sumar acciones sistemáticas en torno a la concienciación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la educación sexual y la atención a las víctimas en todos los escenarios posibles.
Por su parte, el Programa conjunto del Fondo de Población (Unfpa) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre la eliminación de la mutilación genital femenina, prepara y lanza para este 2023, el tema: «Aliarse con hombres y niños para transformar las normas sociales y de género y acabar con la mutilación genital femenina».
Un enfoque que quiere dar impulso a la convocatoria en hombres y niños invitándolos a participar y acelerar la eliminación de esta práctica, abriendo una ventana al sentir de mujeres y niñas. También se buscan aliados masculinos y líderes para propiciar nuevos logros en la prevención y protección de víctimas.
La Mutilación Genital Femenina se presenta en formas distintas
La Organización Mundial de la Salud distingue cuatro tipos de mutilación genital femenina; tipo 1, también llamada clitoridectomía e implica la extirpación parcial o total del clítoris o el prepucio. Tipo 2, llamada escisión, que es la extirpación parcial o total del clítoris y los labios menores.
Seguidamente la tipo 3, llamada infibulación, que es el estrechamiento del orificio vaginal con un sello cobertor. El sello se forma al cortar y recolocar los labios menores y los labios mayores. Más adelante en la vida, a las mujeres con infibulación pueden cortarlas en la noche de bodas o antes del parto.
Y una cuarta tipología que destaca cualquier otro procedimiento nocivo para los genitales femeninos con fines no médicos, como pinchazos, perforaciones, incisiones, raspado o cauterización.
Estas prácticas cuentan con el apoyo de hombres y mujeres, generalmente sin cuestionamiento, pero las razones verdaderas están arraigadas en la desigualdad de género.
Las intervenciones independientemente de dónde se realicen y quién las lleve a cabo, tienen serias implicaciones para la salud sexual y reproductiva de mujeres y niñas.
Las complicaciones que pueden abarcar estas intervenciones son: dolor grave, conmoción, hemorragia, infección, retención de orina y mucho más. En algunos casos, la hemorragia e infección pueden ser lo suficientemente graves como para causar la muerte.
Legislación y Derechos Humanos
Existen numerosos instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos que inciden en el tema de mutilación genital femenina y que respaldan a la mujer por encima de cualquier práctica.
Sin embargo, toda la legislación se enfoca desde una perspectiva muy amplia, desde categorías de derechos y deberes humanos fundamentales sobreentendidos como por ejemplo el derecho a estar libre de todas las formas de discriminación contra la mujer.
La mutilación concuerda con la definición de discriminación por lo que el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos es buen paraguas para protegerse siempre que las trabas burocráticas lo permitan. Dicho artículo indica: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo».
De igual manera podemos destacar el derecho a la vida y a la integridad física, incluida una vida libre de violencia; esta categoría está protegida por diversos instrumentos, como por ejemplo: la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículos 1 y 3; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, preámbulo; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, preámbulo y artículo 9.1; y la Convención sobre los Derechos del Niño, artículo 19.
La mutilación genital femenina causa graves daños físicos y mentales, a veces con resultado de muerte. Así pues, afecta al derecho de la mujer a la integridad física, a la intimidad y a una vida libre de violencia.
El derecho a la salud, es otro vértice interesante, que contempla «El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales», el cual reconoce el derecho de todo ser humano al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
Y por último y quizás un derecho fundamental de los más sensibles y defendidos mundialmente, «Los derechos de los niños y las niñas». La convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, la norma del “interés superior del niño” para abordar los derechos de la infancia (artículo 3), indica que la mutilación genital femenina es reconocida como una violación de esa norma del interés superior y una violación de los derechos del niño.
Campañas de alto impacto
En diferentes partes del mundo, bajo distintas culturas y credos, se han desarrollado campañas en contra de la mutilación genital femenina, de gran impacto, y cada día son más las organizaciones, activistas y gobiernos que dan un paso al frente y expresan tener cero tolerancia ante esta práctica.
Mientras que otros 30 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de la mutilación en la próxima década.
En el 2019 una de las campañas en alcanzar mayor impacto, fue dirigida por DoubleYou Madrid para la ONG Plan International. Los spots creados por la agencia eran directos y contaban en tan sólo 20 segundos las formas más comunes de mutilación genital femenina.
Las palabras utilizadas en los vídeos crearon reacciones directas y tan potentes por sí mismas que se extendió la campaña a medios gráficos llegando a millones de personas en toda Europa.
Más tarde en 2021, y en medio de una crisis por la pandemia Covid-19, Ifrah Ahmed activista somalí irlandesa, impulsó una serie de videos donde expresaba su paso por la experiencia tan amarga, causando indignación y furor en todo aquel que los veía.
Ifrah en la actualidad se mantiene en contacto permanente con la red de jóvenes influencers de toda Somalia que apoyan la campaña y tratan de impulsar un cambio a través del empoderamiento y la educación de la comunidad.
De igual manera la entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, ONU Mujeres, vive en constante renovación de campañas informativas, con el propósito fundamental de llegar a más y más hogares, activando la conciencia y el valor a la vida.
Estadísticas actuales
Según el último informe emitido por UNICEF , más de 125 millones de niñas y mujeres vivas hoy en día han sufrido algún tipo de mutilación en una franja de 29 países de África y el Oriente Medio.
Mientras que otros 30 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de la mutilación en la próxima década.
En los países donde se realiza sin ninguna legislación de protección, 7 de cada 10 niñas y mujeres piensan que debe erradicarse.
Desde todos los organismos involucrados se muestra una esperanza de poner fin a esta práctica.
