La Organización de las Naciones Unidas elaboró un informe en el que recoge denuncias que revelan la forma en la que funcionarios panameños abusan sexualmente de los migrantes que se encuentran cruzando la selva del Darién, según recoge El País.
Según el artículo, los migrantes que arriesgan día a día su vida para cruzar el espesor selvático, también sufren cuando llegan a la Estación de Recepción de Migrantes o ERM, ya que en ese punto de control son víctimas de abusos por parte de funcionarios del Servicio Nacional de Migración y del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), que van desde privación de la libertad, trabajos forzados y violaciones.
“Según estas denuncias, el personal del SNM y del SENAFRONT habría solicitado intercambios sexuales a las mujeres y niñas alojadas en la ERM de San Vicente que carecen de dinero para afrontar los costes del transporte”, se lee en el documento al que cita el mencionado medio español.
Naciones Unidas denuncia que los funcionarios engañan a mujeres y niñas con la promesa de ayudarles a subir a los autobuses coordinados por las autoridades locales para llegar a Costa Rica.
Por el trabajo forzado que se les obligaba a realizar, les pagaban 40 dólares para pagar el autobús que los sacaría del país.
El año pasado, al menos 248.000 personas cruzaron la selva que divide Colombia de Panamá, la mayoría eran venezolanos, ecuatorianos y haitianos. Todos ellos se enfrentaron a grandes peligros como asaltos, abuso sexual por parte de grupos armados, desapariciones y en el peor de los casos, la muerte.
Muchas de esas personas duraron más de 3 meses retenidas por falta de documentos que podían ser desde certificados de nacimientos que comprobaran el parentesco entre las familias, hasta retraso en los procesos de identificación por parte de las autoridades panameñas.
“A las personas que solicitan asilo en Panamá tampoco se les permitía salir de las ERM hasta el final del procedimiento, que según se informa puede extenderse durante varios meses”, indica el informe.
El organismo denuncia además que hay niños detenidos dentro de las instalaciones, en las que no hay ningún tipo de separación de espacios y por ello, estarían en grave riesgo de sufrir algún tipo de violencia.
Además de los constantes abusos, el organismo denuncia las condiciones deplorables en las que se encuentran los centros, en los que no existe asistencia legal y a los migrantes se les mantiene incomunicados. También se reporta uso indebido de la fuerza por parte de las autoridades, que en muchos casos les niegan la comida.