La película “Alice, Cariño” -dirigida por Mary Nighy y protagonizada por Anna Kendrick- es una historia sobre el abuso psicológico muy bien narrada, pero también es un largometraje tipo denuncia social que pone el dedo en la llaga de las relaciones de control abusivo entre parejas.
En la cinta, Kendrick interpreta a una mujer exitosa de 30 años atrapada en una relación emocionalmente abusiva con Simon, interpretado por el actor británico Charlie Carrick.
Según los críticos, un diálogo clave ocurre cuando las mejores amigas de Alice organizan una especie de intervención y se la llevan a un pequeño retiro. «Pero él no me hace daño», dice Alice, mientras lucha por aceptar la verdad sobre su relación.
¡Si aún no has visto la película, sigue adelante, no hay más spoiler!
La directora subrayó en una entrevista reciente que vio inundada sus redes sociales de mensajes de personas que vieron la película y quieren compartir sus historias. «Incluso durante la edición, al compartir las primeras versiones de la película, vimos cómo se emocionaba la gente. En realidad, es bastante fuerte, conlleva una gran responsabilidad», dijo.
De hecho, la propia protagonista tiene su historia personal como víctima de abuso, según reveló la directora (sin dar más detalles).
Hay que recordar que una pareja que aplica el abuso por control coercitivo usa un patrón de comportamiento negativo para poder ejercer su poder.
Según la organización benéfica Women’s Aid, las mujeres en relaciones abusivas no siempre son conscientes de que su relación no es sana. Además, las personas abusivas a menudo aíslan a su pareja para que no hable sobre el tema.
Una persona controladora trata por todos los medios de que las situaciones y las conductas de su pareja se adecúen a lo que ellos piensan que es correcto.
Estos comportamientos controladores no deben ser tomados como normales, no se trata de un “soy así”, ya que son claros desequilibrios en el comportamiento y en la personalidad.