Según el informe de Perspectivas de la Población Mundial de la Organización de Naciones Unidas (ONU), 10 países del mundo son ideales para que la gente pueda vivir más años.
Entre ellos están Mónaco, la República del Chad, Hong Kong, Japón, Liechtenstein, Suiza, Singapur, Italia, Corea del Sur y España.
Sin embargo, la longevidad no depende solo de la zona donde se vive, sino de otros factores que son explicados por Patrick Gerland, jefe de la Sección de Estimaciones y Proyecciones de Población de las Naciones Unidas, en un reportaje en BBC Mundo.
Este explica que las personas “parecen de países excepcionales, pero en realidad son una especie de población artificial. No es una combinación aleatoria de personas como ocurre en otras partes del mundo. Lo que comparten es un alto nivel de vida, acceso a buenos servicios de salud y educación, pero no es una selección al azar».
Hace referencia a que la genética no es lo único importante, también es importante las condiciones de vida del lugar donde nació una persona y a sus decisiones como individuo.
También a lo que los expertos llaman «decisiones inteligentes» en cuanto a tener una dieta balanceada, dormir suficiente, controlar los niveles de estrés o hacer ejercicio.
Es ahí donde entran en juego “Las zonas azules o paraísos de longevidad», unas
poblaciones muy pequeñas donde la gente vive mucho más tiempo que el resto de las personas, refiere el reportaje.
Nacieron luego de que el demógrafo Michel Poulain y el gerontólogo Gianni Pes se dedicaron a indagar en qué lugares del mundo vivían las personas de mayor edad.
El nombre se debe a que estos especialistas trazaban círculos en un mapa con un grueso marcador de color azul en los pueblos o ciudades donde las personas llegaban a los 100 años de vida.
Se dieron cuenta de que una de las partes del mapa teñida de azul era la región de Barbagia, en la isla italiana de Cerdeña, y terminaron llamándola «zona azul».
“Desde entonces, el nombre quedó asociado a los lugares en que los habitantes gozan de una extraordinaria longevidad en buenas condiciones de vida”.
A partir de este estudio, el periodista Dan Buettner reunió a un equipo de expertos para buscar otras comunidades donde se repitiera el mismo fenómeno.
Como resultado, encontraron que, además de Cerdeña, existían otras cuatro zonas azules: la isla de Okinawa en Japón, la localidad de Nicoya en Costa Rica; la isla de Icaria, en Grecia; y la comunidad adventista de Loma Linda, en California.
Para estar seguros el grupo de científicos se fueron a viajar por todo el mundo para constatar que era lo que privilegiaba esas zonas azules.
Buettner y su equipo encontraron algunos patrones comunes en las comunidades estudiadas que teóricamente podrían explicar por qué esas poblaciones tienen una mayor longevidad y mejor calidad de vida que el resto del mundo. Entre ellas están las siguientes:
- referirse a las «razones de ser» o más precisamente, las razones por las que nos levantamos cada mañana.
- Cultivan los vínculos familiares.
- Reducen el estrés interrumpiendo el ritmo normal de la rutina para dar paso a otras actividades que forman parte de los hábitos sociales comunes. Por ejemplo, dormir la siesta en las sociedades mediterráneas, rezar en el caso de los adventistas, celebrar la ceremonia del té para las mujeres en Okinawa.
- Comen sin llegar a la saciedad: solo hasta el 80% de nuestra capacidad en un momento dado.
- Tienen una dieta balanceada que incluye muchas verduras, legumbres y frutas.
- Consumen alcohol moderadamente.
- Hacen actividad física regular como parte de las actividades cotidianas, como por ejemplo, caminar.
- Tienen un fuerte sentido de comunidad y participan en círculos sociales que promueven comportamientos sanos
- Forman parte de grupos que cultivan la fe o la religión
A esto se le suma un clima amable, naturaleza prolífica, alimentos sanos y sabrosos al alcance de la mano, vida en comunidad, lejanía de los grandes centros urbanos.
Aunque para ser parte de una zona azul tienes que haber nacido en ella y ser un miembro activo de esa comunidad, es posible que algunos de esos patrones recurrentes puedan resultar útiles para quienes están interesados en vivir más y mejor.
Finalmente, el reportaje refiere el caso de Lucile Randon, la persona más anciana del mundo que murió de 118 años y fue testigo de dos guerras mundiales, la llegada de los humanos a la Luna y la era digital.
La expectativa de vida promedio en el mundo es de 73 años, sin embargo, esa cifra puede cambiar y se espera que a mediados de este siglo la longevidad promedio supere los 77, según proyecciones de las Naciones Unidas.
Así como está subiendo la expectativa de vida, también está bajando el nivel de nacimientos, lo que nos convierte en una población cada vez más envejecida, refiere reportaje de la BBC.