Finlandia se convertirá mañana en el “aliado” número 31 de la organización, según confirmó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Es el primer país no “soviético” desde la entrada de España en 1982.
El protocolo de adhesión fue entregado una vez que Turquía accedió a ratificar el proceso. Noruega aportará «sustanciales fuerzas militares, bien entrenadas y equipadas», además de una importante cantidad de reservistas e inversiones en tecnología y medios de última generación, según han informado medios locales.
Finlandia se había convertido hasta ahora en un modelo de neutralidad: en su Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua con URSS en 1948 se prohíbe a los firmantes unirse a una alianza militar contra el otro.
“Tras el inicio de la guerra en Ucrania las hojas de ruta han cambiado. Desde el primer momento Suecia y Finlandia mostraron su intención de acceder juntos a la OTAN, pero se encontraron con el veto de Turquía. Ankara acusó -y acusa- sobre todo a Estocolmo de ser «refugio de terroristas», por acoger a miembros del partido kurdo PKK”, recordó CNN en su portal.
Aunque Moscú ha tratado de restar importancia a la decisión tomada por Finlandia y Suecia de sumarse a la OTAN, ha expresado en varias ocasiones su insatisfacción y advertido respuestas de acuerdo a la situación.
De hecho, Rusia responderá al ingreso de Finlandia a la OTAN fortaleciendo su potencial militar en su frontera occidental y noroccidental, alertó hoy el viceministro de Exteriores ruso, Alexandr Grushkó.
“Parte de las medidas ya fueron anunciadas. Fortaleceremos nuestro potencial militar en las fronteras occidental y noroccidental”, afirmó en declaraciones a la agencia RIA Nóvosti.
Grushkó añadió que “en caso de que se emplacen en Finlandia fuerzas y medios de otros países de la OTAN, daremos pasos adicionales para garantizar la seguridad militar de Rusia”.
