La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que al menos 23 personas -incluyendo seis menores- han muerto en Somalia por las inundaciones y el desbordamiento de ríos tras el inicio de la temporada de lluvias a finales de marzo.
Según un comunicado de OCHA publicado por EFE, cerca de 100.000 personas se han visto afectadas en el país, unas 78.000 de ellas en el distrito de Baardheere, en el estado sureño de Jubaland.
Allí se concentraron también 21 de los fallecimientos, mientras los otros dos ocurrieron en las regiones norteñas de Togdheer y Awdal, en la autoproclamada independiente Somalilandia.
Las inundaciones se producen en el marco de la peor sequía que ha experimentado el Cuerno de África en los últimos cuarenta años. Las torrenciales lluvias y los posteriores desbordamientos destruyeron además seis centros médicos, 200 letrinas y cuatro colegios, lo que ha dejado sin clases a más 3.000 niños, alertó OCHA.
Asimismo, más de 1.000 hectáreas de tierras de cultivo se han visto inundadas tras las lluvias «moderadas y fuertes» acaecidas en las montañas de Etiopía, que fluyen hasta Somalia y provocan el aumento del caudal de los ríos Juba y Shabelle.
Aunque las precipitaciones pueden suponer un «alivio», según esta agencia de la ONU, «hay 50% de probabilidades de que las lluvias sean inferiores a lo normal y se sigan notando los impactos de la sequía».
Cinco temporadas de lluvias fallidas en el Cuerno de África, incluyendo Etiopía, Kenia, Yibuti y algunas partes de Uganda, han desplazado de sus hogares a más de 1,4 millones de personas en Somalia y han matado a 3,8 millones de cabezas de ganado en el país.
Asimismo, un estudio presentado en marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que hasta 43.000 personas podrían haber muerto el pasado año a causa de la sequía, la mitad de ellas niños menores de cinco años.