En el marco de su lucha por un país libre de humo, el gobierno australiano anunció la prohibición de los cigarrillos electrónicos, mejor conocidos como “vapers”, para el consumo libre de éstos.
El ministro de Sanidad de Australia, Mark Butler, señaló que, aunque el vaper se ha convertido en un grave problema de conducta en los planteles educativos, reconoció que los productos tienen un uso terapéutico si son aplicados de forma correcta.
«El vapeo se vendió a gobiernos y comunidades de todo el mundo como un producto terapéutico para ayudar a los fumadores de larga duración a dejar el tabaco«, afirmó Butler. «No se vendió como un producto recreativo, y menos para nuestros hijos. Pero en eso se ha convertido: en la mayor laguna legal de la historia de Australia«.
Previo al anuncio, la única manera legal de adquirir un vape de nicotina en Australia era con una receta médica en una farmacia pero los productos aún se vendían en el mercado negro alrededor de todo el país.
Ahora, la importación de estos cigarrillos sin receta médica será prohibida, por lo que se exigirá que los vapes tengan envases de tipo farmacéutico, con el objetivo de que sean utilizados únicamente por los fumadores que buscan dejar el hábito.
Los envases coloridos y los múltiples sabores se prohibirán en todo el país, además de los cigarrillos desechables.
«Se acabaron los sabores a chicle. No más unicornios rosas. Se acabaron los cigarrillos electrónicos deliberadamente disfrazados de rotuladores para que los menores puedan esconderlos en sus estuches«, añadió el ministro.
El impuesto sobre el tabaco aumentará un 5% anual a partir de septiembre, lo que significa un incremento total de 2.200 millones de dólares en cuatro años.
En Australia, este tipo de cigarrillos son comúnmente utilizados por los jóvenes; uno de cada seis adolescentes de entre 14 y 17 años ha probado los vapes saborizados, mientras que una de cada cuatro personas de entre 18 y 24 años lo consume regularmente.
De acuerdo a datos del gobierno, el cáncer de pulmón es la principal causa de muerte cancerígena en Australia, por lo que el objetivo es que la gente deje de fumar.
Las autoridades planean gastar millones de dólares en programas para ayudar a los alemanes a dejarlo, sin tener que acudir a los cigarrillos electrónicos.
