El Departamento de Desarrollo Económico (DDEC) de Puerto Rico anunció la adquisición de tres impresoras 3D para elaborar 36.000 corales artificiales para implantarlos en la isla-municipio de Culebra, durante los próximos tres años.
El objetivo es reforzar el ecosistema marino que protege las costas del territorio puertorriqueño.
«Proteger y cuidar el hábitat marino es imprescindible para combatir la erosión costera afectada en gran parte por el cambio climático», afirmó Manuel Cidre, secretario del DDEC.
La producción en masa de estos corales artificiales estará a cargo del Programa de Desarrollo de la Juventud del DDEC, junto al Laboratorio Engine-4 & T-Mobile 5G N-BIOT y se implantarán entre cinco y nueve metros de profundidad en las costas de Culebra, en la que existen tres zonas de protección.
En la primera fase de este programa, los biólogos de la Sociedad de Ambiente Marino de la isla guiarán durante tres años la escogencia de los lugares para colocar estos 36.000 corales artificiales
En este sentido, el cofundador de Engine-4 Corp, Luis A. Torres, resaltó que la compañía está en la capacidad de producir especies de corales como acropora cervicornis, acropora palmata y brain coral.
“El Laboratorio tiene la capacidad de crear sobre 1.000 piezas mensuales gracias a la subvención del DDEC y las tres unidades que se unieron al equipo 3D que tenemos en el Laboratorio. Se aumentó más del doble de la producción que teníamos para el desarrollo corales de material biodegradable, 100% de planta de maíz’, aseguró Torres.
El confundador de Engine-4 Corp detalló que el proceso consiste en recolectar los pedazos de corales dañados por las embarcaciones o corrientes del mar, luego, son trasladados a una finca marina para que crezcan y luego adherirlos a los artificiales.
Posteriormente, en un periodo de entre ocho a 10 meses, la parte del coral de maíz se desintegra quedando solo el coral natural.
Un reciente estudio revela que las olas de calor marinas asociadas al calentamiento global están llevando al colapso de los arrecifes, estos pueden absorber entre el 50 y 90% de la energía del oleaje.
Si estas desaparecen, se pierde la capacidad de atenuar las olas impactando en el nivel de erosión litoral en la isla caribeña.