Mientras en unos países avanzan las leyes que le otorgan mayores derechos a la comunidad Lgbtq+, el presidente de Uganda, firmó una de las leyes anti movimiento más duras del mundo.
El proyecto de ley firmado por el presidente, Yoweri Museveni, incluye la pena de muerte por «homosexualidad agravada«, que destaca relaciones sexuales con un menor, mantener relaciones sexuales siendo seropositivo y el incesto.
Además se penaliza la educación sexual sobre la comunidad gay e ilegaliza no denunciar a la policía a los que denomina autores de homosexualidad agravada.
En otro artículo, exige la rehabilitación de los delincuentes homosexuales.
Antecedentes
Museveni ya había devuelto el proyecto de ley al Parlamento para que lo revisara a principios de año. La última versión se aprobó a principios de este mes en medio de las fuertes críticas que ha recibido el Presidente de gobiernos occidentales, incluido el estadounidense, por esta ley.
La presidenta del Parlamento, Anita Annet Among, celebró la firma del proyecto de ley, diciendo: el parlamento «respondió a los gritos de nuestro pueblo«.
«Agradezco a su excelencia, el presidente, su firme actuación en interés de Uganda. Con mucha humildad, doy las gracias a mis colegas diputados por haber resistido toda la presión de los matones y los teóricos de la conspiración catastrofista en interés del país«, añadió.
Consecuencias
Aunque para un sector de la población es una ley positiva, para otra es una ley homófoba que pudiera traer repercusiones en materia social.
Henry Mukiibi, activista que ayuda a los ugandeses Lgbtq+, dijo a CNN que teme que la gente se tome la ley por su mano.
«Creo que esto es tan, tan horrible. No esperábamos esto; pensábamos que se lo desaconsejarían. Nos van a torturar. Ahora tengo miedo de lo que pueda pasar. La gente ha estado esperando a que se firme el proyecto de ley y entonces trabajarán con nosotros. Vamos a morir«, refiere la cadena.
De manera que grupos de la sociedad civil ya están intentando impugnar la ley para evitar cualquier consecuencia social irremediable.
«Esto no sorprende a nadie que siga de cerca los acontecimientos, pero sigue siendo profundamente preocupante que el país discrimine con saña a sus minorías sexuales. Las líneas de batalla están trazadas y la próxima etapa de la impugnación será en un tribunal de justicia«, dijo Nicholas Opiyo, un destacado abogado de derechos humanos.
Destacó que esta ley es profundamente discriminatoria y represiva y no cumple ninguna norma internacional de derechos humanos ni local.
Añadió que los socios para el desarrollo de Uganda deben pedir cuentas al gobierno ugandés.