El Parlamento francés aprobó una ley para regular los “influencers” y proteger a los consumidores -especialmente a los menores- y luchar con las derivas de este sector en las redes sociales.
A partir de ahora los influencers deberán dejar claro en sus contenidos que se trata de una publicidad pagada o de una colaboración comercial -cuando sea el caso- de modo que los consumidores sepan el tipo de contenido que consumen.
La Ley se promovió a raíz del número creciente de casos de publicidad encubierta, fraudes, timos y la promoción en las redes sociales de remedios ineficaces o peligrosos para la salud por parte de algunos de estos “influencers”.
Además, tendrán prohibido promocionar en las redes productos farmacéuticos, dispositivos médicos y procedimientos de cirugía estética. Tampoco podrán, por ejemplo, recomendar la abstención terapéutica ni productos que contengan nicotina ni realizar promociones que muestren a animales no domésticos.
La nueva legislación también regula la figura de los agentes de influencers y obliga a la firma de un contrato escrito entre ambas partes cuando las sumas en juego sobrepasen un cierto umbral.
El incumplimiento de esta norma contempla penas de hasta dos años de prisión y el pago de 300.000 euros de multa.
Hay que destacar que la ley -aprobada por unanimidad- los define como «personas físicas o morales, que, mediante pago, movilizan su notoriedad ante su audiencia para comunicar al público por vía electrónica contenidos con el objetivo de hacer la promoción, directa o indirectamente, de bienes, servicios o de una causa”.