El Gobierno de Australia anunció que presentará la próxima semana un proyecto de ley para prohibir la exhibición pública de los símbolos nazis (como la esvástica).
La medida responde al contexto creciente de grupos violentos de extrema derecha en el país.
“La enmienda a la ley de Contraterrorismo penalizará con hasta doce meses de cárcel la exhibición de estos símbolos y prohibirá, además, la venta de camisetas, banderas, brazaletes u otros artefactos con estas insignias”, reseñó AFP.
La normativa igualmente prevé sancionar la publicación en línea de los símbolos que busquen promover la ideología nazi, según explicó en un comunicado el fiscal general, Mark Dreyfus.
“En Australia no hay lugar para símbolos que glorifiquen los horrores del Holocausto”, precisó Dreyfus.
Acotó que con la medida el Gobierno australiano envía una señal clara a “quienes pretenden difundir el odio, la violencia y el antisemitismo y no permitiremos más que alguien se beneficie de la muestra y venta de objetos que celebran a los nazis y su ideología perversa”, agregó.
Cabe destacar que la propuesta legislativa excluye el uso de estos símbolos con motivos académicos, educativos, artísticos, literarios, científicos o periodísticos o cuando tienen un significado espiritual en ciertas religiones, agregó el comunicado.
No es un dato menor que sl jefe de los servicios de espionaje australianos, Mike Burgess, dijo el mes pasado que grupos de neonazis locales cobran fuerza y hombres con pasamontañas enfrentaron a los participantes de una reciente manifestación en Melbourne por los derechos transgéneros.
“Es una señal de que esos grupos están más envalentonados y son más capaces de salir públicamente a reclutar, a promover lo que creen”, declaró Burgess en una audiencia del Senado.
La exhibición de los símbolos nazis está prohibida en varios países del mundo, como Alemania o Francia, aunque en países como España no existen leyes específicas que restrinjan su uso, excepto con fines criminales, mientras que en Estados Unidos la primera enmienda garantiza la libertad de expresión, lo que abre la puerta también para los discursos de odio.
