El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, negó cualquier relación de su administración con la rebelión del pasado fin de semana en Rusia liderada por el ejército privado Wagner. También descartó la participación de los llamados «países aliados».
«Dejamos claro que no estamos involucrados. No tuvimos nada que ver con eso. Teníamos que asegurarnos de no darle a Putin ninguna excusa para culpar de esto a Occidente o a la OTAN. Esto fue parte de una lucha dentro del sistema ruso”, dijo el mandatario.
Sobre el mismo tema, señaló desde la Casa Blanca que era muy pronto para predecir cómo se desarrollaría la situación en el futuro.
“Todavía es demasiado pronto para llegar a una conclusión definitiva sobre hacia dónde se dirige esto. El resultado final aún está por verse, pero no importa lo que venga después, seguiré asegurándome de que nuestros aliados y socios estén estrechamente alineados en la forma en que estamos leyendo y respondiendo a la situación”, sentenció.
De hecho, comentó que podría volver a hablar con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, para coordinar su respuesta después de una llamada telefónica el pasado domingo.
Durante todo el fin de semana, el mandatario permaneció en silencio sobre los acontecimientos que se desarrollaban en Rusia, aunque consultó con aliados europeos por teléfono -el sábado- antes de viajar a Camp David con su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan.
Los aliados estadounidenses en Europa estaban de acuerdo con la estrategia, dijo Biden. Habló con los líderes de Francia, Alemania, el Reino Unido y Canadá durante el fin de semana y tenía previsto hablar con el primer ministro de Italia el lunes.