La moda de lo «latino» contagió actualmente no sólo la música –Rosalía es el mejor ejemplo- sino además el cine y todas las artes. Y aunque la estigmatización y el menosprecio a veces aparecen, éste es un buen momento para la identidad latinoamericana en el mundo: la alegría nos recorre.
Ejemplos de la capitalización de la identidad latinoamericana en el mercado sobran: desde las películas de Disney como Coco o Encanto, que tratan de mostrar la interpretación anglosajona de costumbres y tradiciones locales, pasando por las marcas de mezcal y tequila que son impulsadas por actores, cantantes y empresarios extranjeros que quedaron «fascinados» por el folclore.
La moda de lo «latino» contagió a los españoles con Rosalía. Para algunos, remite a la actitud latinoamericana.
Pero la moda del «ser latino» también ha generado un debate sobre la apropiación cultural de expresiones identitarias de personas indígenas o afrocaribeñas de la región, así como la estigmatización de una región que, en el campo político, también lucha por el reconocimiento frente a la hegemonía de las potencias.
“Ahora con las redes sociales se ha puesto de moda ser latina: esto ha llevado a la latinización de personas estadounidenses siguiendo el estereotipo que se ha producido en la industria del cine y la música principalmente sobre la mujer. Me refiero a la idea de ser una experta bailarina, voluptuosa y sexy”, explica una nota del portal de moda drawlatinfashion.com
Explican que esto ha dirigido la atención hacia cierto tipo de moda latina: ropa ajustada y corta que acentúa las curvas o deja algo de piel al descubierto (generalmente abdomen o piernas), grandes aretes de oro, maquillaje que aporta profundidad a los ojos y labios grandes con tono nude u oscuros.
“Ser latino se ha convertido en una estética que está de moda y que cada vez tiene más difusión internacional, aunque la veces llega de estereotipos y miradas erróneas o erotizantes.
Algo que caracteriza el buen momento para la identidad latinoamericana en el mundo es la positividad y emoción. Esto es lo que ha destacado la lista de las naciones con los habitantes más emocionales y positivos del mundo que elabora cada año el ‘Global Emotions Report’ de la consultora Gallup.
La investigación consideró experiencias positivas las tienen que ver con sentirse descansado, respetado por otros, sentir placer, sonreír y reír mucho, y aprender o hacer algo interesante. Por otro lado, valoró como negativas las relacionadas a rabia, sentirse estresado, triste, sufrir dolor físico y preocupación.
La youtuber Yanbal presentó en 2021 un experimento social que reveló que 31% de los latinoamericanos que viven en el exterior se consideran carismáticos y alegres y el 35% asocia Latinoamérica a la diversidad cultural, mezcla de razas, variedad de colores y sabores únicos.
«Existe unidad en cuanto todos nos sentimos hijos de un mismo padre conquistador y de una madre indígena…de allí la existencia de múltiples nacionalidades indígenas y mestizas que se sienten hermanas primas con distintas visiones pero con un ideal común», plantea Jaime Carlos Almeida, profesor universitaria de Quito Ecuador.
Otro rasgo positivo que ha quedado en evidencia con la migración de latinos al resto del mundo es: «voy a usar una expresión argentina: el juego de cintura», afirma Jorge Castenblando, historiador de Colombia, en la BBC.
“Somos gente que nos adaptamos a las circunstancias. En Nicaragua, en la época de la revolución sandinista, se hablaba de los improvisadores, que eran los que lo arreglaban todo. Hay una ductilidad particular en este continente nuevo, de alguna extraña manera, para decirlo de una forma sencilla».
Latinoamérica es mucho más diversa que sus estereotipos
Para la escritora mexicana Jumko Ogata del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) y creadora del podcast «Yo soy negra”, categorizar lo latino oculta la diversidad cultural de cada uno de los países que los integra.
«Ponerlo bajo el concepto de latina, en términos generales, es un esfuerzo homogeneizador. Quienes son visibles como latinos son personas blancas o blancomestizas, mientras que las cuestiones que reproducen son de naciones originarias y de pueblos negros”.
Precisamente los géneros musicales como el reguetón tienen sus orígenes en los principios de los 90 en zonas marginadas de Puerto Rico y Panamá donde, a falta de la capacidad de producción, se hacían largos maratones de mezclas de cintas de reggae y dance hall. Este género nace de una coyuntura política y social muy particular: muy lejos del estereotipo de gente que se reduce únicamente a la diversión, al sexo y al despilfarro.
También el campo del deporte se ha visto impactado por el boom latino.
