Este jueves la Corte Suprema de Estados Unidos, puso fin a los programas de discriminación positiva en las universidades, lo que es considerado como un falló histórico en contra de las minorías.
La llamada «discriminación positiva» permitió elevar la proporción de estudiantes negros, asiáticos, hispanos, indios estadounidenses en las universidades estadounidenses.
El fallo en contra fue dictaminado por seis jueces conservadores, contra tres jueces progresistas de la corte, que ratifica que la admisión en los centros universitarios basados en el color de la piel o el origen étnico de los solicitantes, son inconstitucionales.
De hecho, uno de los votos en contra fue del juez afroamericano Clarence Thomas, que se benefició de la discriminación positiva con lo que consiguió ingresar como estudiante a la universidad de Yale.
“El alumno debe ser tratado en función de sus experiencias como individuo, no en función de su raza”, argumentó el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
De acuerdo a los magistrados conservadores, las universidades son libres de considerar la experiencia personal de un solicitante, pero decidir si es blanco o negro, no está permitido ya que es en sí mismo discriminación racial. “Nuestra historia constitucional no tolera esa opción”, añadió Roberts.
Arturo Vargas, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Designados, señaló que la decisión de la Corte Suprema «deshace décadas de progreso hacia la diversificación de la educación superior”
Por su parte, las universidades de Harvard, Brown, Carolina del Norte, George Washington y muchas otras, explicaron que tendrán que revisar sus políticas para asegurarse que están cumpliendo con este nuevo decreto, pero prometieron seguir buscando maneras para mantener la diversidad.
