Este jueves la jefa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) Catherine Russell, denunció que Haití «va camino a convertirse en una crisis olvidada» y pidió a la comunidad internacional, no abandonar al país.
La jefa de Unicef señaló que 5,2 millones de personas, casi la mitad de la población haitiana, necesita ayuda humanitaria, de los cuales tres millones son niños.
Por otra parte, el azote de las bandas armadas que manejan el 60% de Puerto príncipe, la capital del país, ha generado desplazamientos forzosos, que afectan las dinámicas familiares, entre ellas, la interrupción de los procesos educativos de los jóvenes y niños.
Tras su visita a la isla, la jefa del organismo afirmó que le quedó claro que la policía no tiene la capacidad para proteger al país y la población de las bandas violentas.
“La situación nunca ha estado tan mal como ahora: hambre y desnutrición sin precedentes, parálisis económica, resurgimiento del cólera e inseguridad generalizada que crea una espiral de violencia”, afirmó Russell.
La jefa del organismo afirmó que los menores de edad, las mujeres y los adultos mayores son grupos más vulnerables ante la crisis humanitaria que vive el país caribeño.
Desde abril casi 200 personas han muerto en ataques contra presuntos pandilleros, luego de un aumento de los homicidios, las violaciones y los secuestros.
Además, el clima también ha sido inclemente por las recientes inundaciones en la isla y en el contexto natural, los movimientos telúricos, también han profundizado las problemáticas sociales y el acceso a la ayuda internacional.
Finalmente, Russell hizo un llamado urgente a la comunidad internacional: «Si no tomamos medidas inmediatas es difícil imaginar un futuro decente para esta población».
El miércoles pasado, William O’Neill, un experto independiente de la ONU advirtió en su informe, tras una visita de varios días a Haiti, que encontró una nación «marcado por la violencia, la miseria, el miedo y el sufrimiento. La situación de los derechos humanos es dramática, con todos los derechos pisoteados”.
O’Neill propuso al gobierno haitiano que ordenara un embargo de armar de fuego, que son las que apertrechan a las bandas criminales que mantienen en vilo a los haitianos.