Este martes el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobó el plan de Japón para descargar las aguas residuales radiactivas al océano Pacífico, desde la planta nuclear de Fukushima.
El director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, presentó este martes al primer ministro japonés, Fumio Kishida, el informe final del plan que detalla «una evaluación exhaustiva, neutral, objetiva y científicamente sólida», dijo Grossi.
«Sobre la base de su evaluación integral, el OIEA concluyó que el enfoque y las actividades para la descarga de agua tratada ALPS tomadas por Japón son concordantes con los estándares de seguridad internacionales relevantes», dijo el director general del organismo en el prólogo del informe.
De acuerdo al organismo nuclear de las Naciones Unidas, el plan cumple con las normas internacionales y su impacto ambiental y para la salud, serán mínimos.
Sin embargo, la descarga de desechos nucleares sigue siendo una preocupación para los pescadores locales que señalan que su reputación se puede poner en duda, pese a que el gobierno japonés dijo que no existía riesgo de contaminación.
Por su parte, el embajador de China en Japón, Wu Jianghao, instó al gobierno japonés a «suspender de inmediato el plan de descarga en el mar, y negociar seriamente con la comunidad internacional y explorar conjuntamente métodos científicos, seguros, transparentes y aceptables».
«El agua contaminada procedente de la central nuclear de Fukushima contiene más de 60 radionucleidos, para muchos de los cuales no existen tecnologías de purificación eficaces por el momento», indicó la embajada.
El ente rector en materia nuclear reconoció que la descarga «ha generado inquietudes sociales, políticas y ambientales asociadas con los aspectos radiológicos». Sin embargo, aseguran que la descarga de agua tendrá un impacto radiológico ínfimo en la gente y el ambiente.
