Hoy se desarrolla la llamada «Tercera Toma de Lima», una manifestación popular multitudinaria que reúne a ciudadanos del norte y sur del Perú para alzar su voz en contra de la actual presidenta Dina Boluarte y el Congreso. Hasta el momento no hay violencia y el ambiente es de tensa calma.
«Se espera que el vandalismo no prime, como sucedió en las dos tomas anteriores: diciembre del 2022 y marzo del 2023», recalcan los medios locales.
La agencia Bloomberg publicó que un gran porcentaje de los manifestantes provienen de pueblos indígenas: Piura, Cusco, Arequipa y Apurímac, entre otros.
Cabe destacar que las marchas no solo se llevarán a cabo en la capital, Lima, sino también en diferentes departamentos de Perú.
El presidente de la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (Cunarc) mencionó que las centrales y las federaciones regionales y distritales se manifestarán en sus localidades respectivas.
“Se ejecutarán movilizaciones contundentes, pero de forma pacífica. Nuestra voz tiene que ser escuchada”, resaltó el líder de los ronderos.
En una entrevista, el ministro del Interior, Vicente Romero, dijo que “los más de 136.000 efectivos policiales que tenemos van a proteger a todos los peruanos, a los que quieren movilizarse y a aquellos que quieren trabajar. Tenemos 24.000 efectivos capacitados en todo el Perú, y 11.000 policías destinados para Lima”.
Aseguró que la Policía está más capacitada y mejor entrenada para el control de las protestas que en anteriores ocasiones.
Hay que recordar que según la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, en la llamada Primera Toma de Lima, hubo un total de 61 fallecidos y 49 de ellos eran civiles. Durante los enfrentamientos, las fuerzas del orden le habrían quitado la vida a 47 de ellos con el uso de bombas lacrimógenas.
Para inicios de febrero del 2023, las pérdidas económicas del país superaron los US$500 millones en la mayoría de actividades económicas del país, debido a los bloqueos y los paros impuestos por los manifestantes, según el ministro de economía, Alex Contreras.
La Toma de Lima no tuvo el mismo alcance que la primera y la latencia se debilitó rápidamente. Los pobladores regresaron a sus respectivas comunidades en pocas horas.
La ministra de educación, Magnet Márquez, anunció que las escuelas públicas dictarán clases con normalidad porque se prevé que esta manifestación se llevará a cabo de forma pacífica.
