Millones de musulmanes chiíes en Irán, Afganistán, Pakistán y otras partes del mundo conmemoran la Ashura, que recuerda el martirio en el siglo VII de Hussein, el nieto del profeta Mahoma, que dio origen a su fe.
Pero no todos los chiíes viven la Ashura este viernes. Irak, Líbano y Siria lo harán el sábado, cuando se cerrará un importante suburbio de Beirut y los fieles acudirán a la ciudad iraquí de Karbala, donde está enterrado Hussein.
Los chiíes, que representan más del 10% de los 1.800 millones de musulmanes en todo el mundo, consideran a Hussein como el legítimo sucesor de Mahoma. Su muerte en la batalla de Karbala, al sur de Bagdad, a manos de los suníes, abrió una profunda brecha en el Islam y sigue teniendo un papel clave en la formación de la identidad chií.
Más de 1.340 años después del martirio de Hussein, Bagdad, Teherán, Islamabad y otras grandes capitales de Oriente Próximo se engalanaron con símbolos de la piedad y el arrepentimiento chiíes: banderas rojas por la sangre de Hussein, carpas funerarias simbólicas y vestidos negros en señal de luto y procesiones de hombres y niños que expresaban su fervor con golpes de pecho y autoflagelándose con cadenas.
En Afganistán, el Talibán suspendió el servicio de telefonía móvil en ciudades clave donde había conmemoraciones por temor a ataques insurgentes contra los chiíes, a quienes los extremistas suníes consideran herejes. En la vecina Pakistán, las fuerzas de seguridad estan en alerta máxima debido a los atentados registrados en el pasado en esta misma fecha.
Ya hay por lo menos un incidente.
Con información de AP