Los llamados «padres» de mascotas se han descrito como aquellos que se desviven por sus peludos hijos perrunos, gatunos, roedores, entre otros, y se ocupan de ellos con igual o mayor diligencia que los padres de hijos humanos.
Estas personas pagan colegios, guarderías, terapias, psicólogos, seguro médico, entrenadores y chefs, paseadores que los ejercitan varias veces al día.
Hace 15 años Patrícia Camargo y su esposo, Mateus Santana, pensaban en formar una familia «tradicional».
Sin embargo, cuando se casaron la idea de tener hijos, no les robaba el sueño. La pareja se dio cuenta que traer hijos al mundo era un compromiso muy grande que no estaban dispuestos a asumir.
«No nos habíamos parado a pensar si realmente queríamos tener hijos. Fue entonces cuando me di cuenta de que no tenía ese deseo y comencé a hablar con Mateus al respecto», dijo Patrícia.
Es por ello que tomaron la determinación de tener una mascota para darle alegría a la casa. Luego de eso, los cachorros Armandinho y Nina se unieron a la vida de la pareja. «No es un reemplazo, es una opción. Los trato como a mis hijos, los cuido y me haré cargo de ellos hasta el final de mi vida», agregó Patrícia.
Las mascotas están con la pareja en todo momento, desde las salidas a las restaurantes, hasta los viajes de vacaciones.
«Nos encanta viajar. Por eso, cuando los perros llegaron a nuestras vidas, se convirtieron en parte de nuestra rutina. Por ejemplo, sólo viajamos a lugares que los aceptan, no recuerdo cuándo fue la última vez que viajamos solos, viajamos como una familia completa», agregó.
Cada año le celebran sus fiestas de cumpleaños y reciben regalos en las fechas especiales, como la navidad. «Son verdaderos miembros de la familia. Para nosotros es muy natural”, añadió Patrícia.
Otro caso similar es el de Carolina de Arruda Botelho y su marido Eduardo, que decidieron no tener hijos desde el inicio de su relación.
«Yo quería hacerlo, pero con el tiempo fui trabajando en mi mente y entendí que no hace falta tener hijos para ser feliz, que es una imposición de la sociedad”, afirmó Carolina.
Carolina soñaba con tener un perro desde pequeño pero sus padres no se lo permitían porque vivían en un apartamento, es por ello que hace seis años llegaron a sus vidas Cacay y Dindinm dos Fox Terriers brasileños para materializar ese anhelo de la infancia.
«Siempre dejamos muy claro que lo que queríamos era tener una mascota, nuestra familia y amigos nunca nos juzgaron, aunque algunos se sorprendieron”, agregó.
Los «hijos» de la pareja duermen en la cama con ellos, celebran su cumpleaños con una fiesta y son consentidos y mimados. Además tienen a un adiestrados que los saca a pasear todos los días.
¿Qué dicen los especialistas?
El psicólogo y psicoanalista Wlaumir Souza, destacó que el fenómeno «pet parenting» es más común por la dedicación de las mujeres a sus carrera profesionales y a la transformación del modelo familiar.
“El cambio de niños a mascotas va acorde al momento actual que vivimos. Tener un hijo requiere mucho tiempo y esfuerzo, lo que puede conllevar ciertas dificultades en la promoción profesional de las mujeres, dado que muchas de ellas abandonan el mercado laboral para cuidar de sus hijos y luego ese regreso sigue lleno de retos. Muchas veces no pueden volver a trabajar”, dijo Souza.
Según el psicólogo, otros factores que ha hecho que las parejas opten por tener mascotas en vez de hijos, son los relacionados al tema económico y las posibles inseguridades de criar a un hijo en las circunstancias actuales.
Souza señala que a diferencia de los hijos, los animales no cuestionan y son fieles a sus dueños y, en consecuencia, hacen más sencilla la convivencia.
