Este miércoles la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó que las olas de calor provocadas por el calentamiento global, generan una «poción diabólica» de contaminantes que amenaza a todos los seres vivos.
De acuerdo a los especialistas de la ONU, las capas de humo causadas por los incendios que han azotado a varios países, son la parte visible de la contaminación atmosférica generada por las olas de calor, sin embargo los procesos químicos que derivan de las llamaradas son mucho más peligrosos para la salud.
«Las olas de calor deterioran la calidad del aire, con repercusiones para la salud humana, los ecosistemas, la agricultura y nuestra vida cotidiana», dijo el secretario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, en la presentación del boletín sobre la calidad del aire y el clima.
Un estudio del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC) reveló que la contaminación por partículas finas, derivados de los vehículos, la industria y los incendios, representan la mayor amenaza externa para la salud pública.
Este miércoles el observatorio europeo Copernicus anunció que las temperaturas medias mundiales durante junio, julio y agosto fueron las más elevadas desde que se tiene registro.
Los científicos de la OMM estiman que las olas de calor aumentarán el riesgo y la gravedad de los incendios forestales.
«Las olas de calor y los incendios forestales están estrechamente relacionados. El humo de los incendios forestales contiene una poción diabólica de elementos químicos que no solo afecta a la calidad del aire y la salud, sino que también daña las plantas, los ecosistemas y los cultivos, y conlleva más emisiones de carbono y más gas de efecto invernadero en la atmósfera», declaró Lorenzo Labrador, autor del boletín de la OMM.
Aunque antes se pensaba que el cambio climático y los contaminantes atmosféricos, como el ozono, los compuestos orgánicos volátiles o los aerosoles, seguían etapas distintas, se comprobó que ambos están relacionados.
En 2022 la ola de calor que sacudió a Europa, aumentó las concentraciones de partículas y de ozono troposférico (justo por encima de la superficie terrestre), que superaron los niveles recomendados por la OMS.
De hecho, en la segunda mitad de agosto de 2022, se produjeron masas importante de polvo de desierto en el Mediterráneo y Europa. «La coincidencia de temperaturas elevadas y de cantidades elevadas de aerosoles, y de contenido de partículas, afectó a la salud y el bienestar humanos», apuntó la OMM.