La llamada apnea de pantalla es un término acuñado por Linda Stone -escritora e investigadora de la interacción social en línea- para describir un fenómeno que encontró en sus estudios: la tendencia a interrumpir la respiración mientras se realizan diversas actividades frente a una pantalla.
«Este concepto surgió en 2007 cuando Stone notó que, al abrir su bandeja de entrada de correo electrónico, su respiración se volvía irregular», explicó una publicación en eltiempolatino.com.
Al aumentar el uso de pantallas a lo largo del tiempo, de teléfonos, tablets y laptops, entre otras, algunas investigaciones apuntan a que este fenómeno se ha consolidado, debido al constante estado de estimulación.
En otras palabras, la concentración requerida para interactuar con la pantalla ejerce una presión en la mente que provoca cambios fisiológicos como una respiración más superficial y una disminución en la frecuencia cardíaca como mecanismos para volver a la calma.
El profesor de psiquiatría de la Universidad de Carolina del Norte, Stephen Porges, explicó en entrevista a New York Times una de las razones que origina este fenómeno.
“La apnea de pantalla es una manifestación de la respuesta al estrés de nuestro organismo. Cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de estímulo, nuestro sistema nervioso busca señales para descifrar si se trata o no de una amenaza”, aseguró el especialista.
Un ejemplo ilustrativo de este caso, según Stephen Porges, es el comportamiento de los gatos cuando acechan a su presa.
Justo antes de atacar, permanecen completamente inmóviles y su respiración se vuelve superficial. De manera similar, al recibir un correo electrónico o un mensaje de WhatsApp, tendemos a quedarnos inmóviles, leer el mensaje y planificar la respuesta. Sin embargo, cuanto más sorprendente sea el estímulo (por ejemplo, una notificación inesperada), es más probable que nuestro cuerpo lo perciba como una amenaza.
Si bien estos reflejos no representan un riesgo para la salud en sí mismos, pueden convertirse en un problema cuando se activan repetidamente a lo largo del día y durante días enteros.
Esto se debe a que pueden llevar al sistema nervioso a un estado crónico de alerta, lo que podría ocasionar una sensación de agotamiento, incluso si la persona no percibe que ha tenido un día estresante.
