El serbio Novak Djokovic ha vencido este domingo en la final del US Open de Estados Unidos al ruso Daniil Medvedev y ha conquistado así su ‘grand slam’ número 24, con lo que iguala el legendario récord de Margaret Court.
Djokovic, que mañana será de nuevo número uno del ránking de la ATP en lugar de Carlos Alcaraz, doblegó a Medvedev, verdugo del español en semifinales, por 6-3, 7-6(5) y 6-3 en tres horas y 17 minutos.
De 36 años, el balcánico estaba empatado hasta hoy con Serena Williams (23 ‘grand slam’) como el tenista hombre o mujer con más ‘grandes’ en la Era Open, pero ahora tiene en solitario el récord de la Era Open y comparte la marca absoluta con Court.
El de Belgrado ha logrado este registro histórico ‘vengándose’ asimismo de Medvedev, quien le derrotó en la final del Abierto de 2021 y frustró además su intento de ganar los cuatro ‘grand slam’ en un año natural.
Esta es la cuarta corona para Djokovic en 10 finales en Flushing Meadows. Con Rafa Nadal entre algodones y con Roger Federer ya retirado, Djokovic ha cogido carrerilla dentro del debate sobre quién es el mejor del ‘big three’ gracias a un 2023 magnífico en el que ha llegado a las finales de los cuatro ‘grandes’ y que ha terminado con tres títulos: el Abierto de Australia, Roland Garros y ahora el Abierto de Estados Unidos.
Solo Alcaraz, con su inolvidable triunfo en Wimbledon, se interpuso en el camino del serbio para conquistar los cuatro ‘grand slam’ en un mismo año.
Un primer set en 48 minutos sin opción de ‘break’ para Medvedev
De nuevo, una pléyade de deportistas, políticos, actores, cantantes y demás personalidades del arte, en las que se encontraban Nicole Kidman, Leonardo DiCaprio o Charlize Theronse, se dio cita en el Estadio Arthur Ashe. Desde sus gradas, que configuran la cancha de tenis más grande del mundo, vieron cómo Djokovic triunfaba con su ‘grand slam’ número 24.
El de Moscú venía de dar una lección imperial contra Alcaraz desde el fondo de la pista, pero el serbio aceptó el desafío y planteó un partido rocoso, de peloteos eternos y de puntos cocinados a fuego muy lento.
Djokovic exhibió una paciencia soberbia, sabiendo además que entraba en un terreno donde Medvedev es experto en poner trampas aquí y allá con sus latigazos, y fue madurando poco a poco cada punto sin salirse en ningún momento del guion ni caer en la precipitación.
En cambio, Medvedev, que pareció un muro infranqueable hace solo dos días, entró mal al partido, concedió su primer saque con un juego en blanco (2-0) y en toda la primera manga pareció extrañamente incómodo. Todo lo contrario reflejó Djokovic, que en ningún momento se relajó y que con mano firme selló el primer set en 48 minutos sin que Medvedev tuviera ni una sola opción de ‘break’.
El ruso dio un paso al frente en la segunda manga: arriesgó más en busca de golpes ganadores asumiendo el peligro de que crecerían sus errores no forzados. Al otro lado de la red, Djokovic empezó a dejar señales claras de fatiga y de que su físico no estaba a la misma altura que la de un Medevev con los pulmones de un maratoniano.
Así, el ruso amenazó por fin el saque de Djokovic y, en un juego vibrante de más de 12 minutos, tuvo su primera opción de ‘break’ cuando se habían disputado ya una hora y 45 minutos de partido. Sin embargo, Djokovic la resolvió con una preciosa volea a bote pronto (4-4).
Djokovic se fue al vestuario y Medvedev recibió atención médica
Djokovic volvió a meterse en problemas con otro juego larguísimo de 11 minutos en el que Medvedev llegó a tener un punto de set que malgastó al no ver un ‘passing’ de revés como una autopista. El serbio parecía estar en una callejón sin salida ante un Medvedev superior y dominante.
Esa segunda manga interminable de 105 minutos extenuantes y de magnífico tenis les dejó con el tanque vacío de gasolina: Djokovic se fue al vestuario y Medvedev recibió atención médica en la pista.
Poco después, el moscovita se cayó en una subida a la red y se quedó tirado en el suelo. Djokovic saltó al otro lado de la pista para ayudarle, pero el ruso se levantó sin mayores problemas.
Más le costó recuperarse del golpe mental de haber dejado escapar vivo a su rival en el segundo set y en el tercero, con un ritmo mucho más rápido, concedió dos ‘break’ consecutivos (4-2).
Djokovic también estaba al límite y perdió una vez su saque. Pero en cuanto vio que el triunfo estaba ya a la vista, apretó los dientes y estiró la mano para alcanzar otro hito histórico en una carrera de leyenda. Con seriedad en sus servicios posteriores, el de Belgrado certificó en el noveno juego su triunfo definitivo.
Tras subir a la grada para celebrar su vigesimocuarto ‘grande’ con su entrenador, sus ayudantes y sus seres queridos, el retornado nº 1 de la ATP regresó a la cancha para vestirse una camiseta; esa prenda rezaba el lema ‘Mamba Forever’ y tenía en el pecho la foto de Kobe Bryant, fallecido exjugador estadounidense.
La leyenda de la NBA eternizó en su deporte el número 24 de Los Angeles Lakers, tras haber llevado también durante muchas temporadas el ‘8’. Y con ese ’24’ a la espalda de ‘Nole’ se bajó el telón de un US Open que en clave baloncestística redimió el espíritu de Serbia, merced a la derrota de dicha selección en la final del Mundial.
Fuente: Rtve